Por más anunciado que estuviera, ayer impresionaba ver a los treinta rectores y rectoras de las universidades españolas que acudieron a la celebración del acto nacional de apertura del curso universitario. Vestidos de riguroso negro, como manda el protocolo para los máximos dirigentes universitarios, fueron todos ubicados en los laterales del escenario. Como silentes guardianes del conocimiento que encierra la universidad.