La región de Murcia, que ha sido la cenicienta de la inversión pública en España hasta la instauración de las autonomías, sigue teniendo una participación en el gasto del capital público muy inferior al peso que le habría correspondido por su población, según revela el estudio realizado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). El informe titulado Capital público en España: evolución y distribución territorial (1900-2012), que arranca a principios del siglo XX y computa la inversión de todas las administraciones públicas, concluye que los murcianos han recibido entre 1995 y 2011 la dotación de capital público por habitante más baja de todas las comunidades. Esta dotación se situaba 10.000 euros por debajo de la más generosa, que recibieron los castellano-leoneses.

En las dos últimas décadas el stock de capital público que han recibido los murcianos no ha llegado ni a los 15.000 euros por habitante, mientras que los castellano-leoneses han superado los 25.000 y los aragoneses se situaron muy cerca. Los autores del informe advierten de que, pese a la existencia de esta brecha entre regiones, «no se aprecia una tendencia a la convergencia».

En los más de tres lustros que abarca el periodo entre 1995 y 2011 la Región ha registrado un crecimiento del 2,7% en su asignación, pero este aumento del stock de capital público se ha quedado muy lejos del repunte del 4,4% que ha alcanzado Galicia y del 4,2% obtenidos por Madrid, Asturias y Castilla y León.

Los autores destacan igualmente que la dotación de la Región se situaba en 2011 algo más de un 20% por debajo de la media española.

Junto con Castilla y León aparecían en una posición privilegiada Aragón, Asturias, Extremadura y Cantabria.

En los últimos puestos figuran las autonomías del litoral mediterráneo. Por encima de Murcia, que se sitúa en el último puesto, la Comunidad Valenciana ocupa la penúltima posición, precedida de Baleares y Andalucía.

Por debajo de la media se encuentran también Canarias, Cataluña y Madrid. Sin embargo, estas regiones situadas en la costa mediterránea, al igual que Madrid, han registrado el mayor crecimiento demográfico en las dos últimas décadas, aunque su participación en el reparto del capital público seguía siendo muy similar en 2011.

El trato recibido les ha llevado a compartir sus reivindicaciones en los debates sobre la financiación autonómica y el reparto de los recursos públicos frente a las comunidades menos pobladas, que salen mejor paradas. Los autores del informe destacan que Castilla y León y Aragón, que son las más beneficiadas con la inversión pública, se caracterizan por su extensión, sobre todo en el primer caso, y por el riesgo de despoblamiento. No obstante, apuntan que teniendo en cuenta la superficie de estas regiones, «la dotación de capital público por kilómetro cuadrado no alcanza la mitad de la media nacional».

Por encima de la media española se sitúan también Asturias, Extremadura, Cantabria, La Rioja, Navarra, País Vasco, Galicia y Castilla-La Mancha.

Aunque Murcia representa más del 3% de la población española, entre 1995 y 2007 apenas recibió el 2,47% del capital público, mientras que la inversión destinada a Asturias se situó casi un punto por encima en este periodo. La brecha resulta mucho más acusada en relación a otras comunidades con varias provincias que tienen prácticamente los mismos habitantes que Murcia, como Aragón, que alcanza el 4,39%. En 2011 la Región había retrocedido incluso al 2,4% de la inversión nacional, lo que aleja las posibilidades de convergencia. Además, la crisis está agrandando la brecha entre regiones, dado que las posibilidades de inversión se han reducido al mínimo y «desde 2010 no han dejado de caer en toda