La Vega Baja está en pie de guerra. Representantes de las 17 comunidades del regadío tradicional de esta zona del Segura reivindicaron ayer ante el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) que no ponga en marcha la batería de pozos estratégicos de la cuenca para paliar la sequía que padecen los regantes del Trasvase.

«La cuenca no está en sequía, pero el Decreto del Gobierno nos afecta a todos, y aunque no estamos en contra de ayudar a los regantes del Trasvase del Tajo con agua de los pozos, no aceptamos que ellos utilicen el agua de los embalses y el de los pozos que se abran, de mucha peor calidad, sea para nosotros, porque 30.000 familias de la Vega Baja dependen de ello», explicó José Manuel Pujante, ingeniero del Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela.

Detrás de esta reivindicación hay una historia de anteriores sequías de la cuenca del Segura, en la que los huertanos no tuvieron más remedio que utilizar los pozos de sequía, muy salinizados y con alto contenido en boro, que les permitía salvar sus cosechas pero a costa de dejar en muy malas condiciones los suelos.

«No queremos que eso se repita ahora, y aunque nos han dicho que no van a utilizarse los pozos de la Vega Baja, sino sólo los de la Vega Media, el resultado es el mismo: el agua buena de los embalses será para el Trasvase y la mala de los pozos para nosotros», insistió Fernández.

Los huertanos alicantinos estuvieron reunidos con el presidente de la CHS y el resto de los altos cargos de la Confederación durante hora y media, pero no lograron lo que querían. «Los pozos no se van a cerrar, por lo que ahora toca reunirnos para tomar una decisión sobre acciones futuras en contra de esta decisión», dijo Fernández, en referencia a las más que probables movilizaciones y a presentar denuncias en los juzgados.

Por su parte, el presidente del organismo de cuenca, Miguel Ángel Ródenas, manifestó que «sólo están en marcha los pozos de la Vega Media y no les afecta a ellos». Respecto a los temores de que ese agua de mala calidad les llegue a través del río, Ródenas respondió que «la cantidad que se vierte es mínima, puesto que más del 90% de la que circula procede de los embalses; esos temores son infundados».

Además, la Confederación se ha comprometido «a vigilar contínuamente» los niveles de salinidad del río, «y si vemos que alcanzan parámetros perjudiciales desembalsaremos más agua para diluirlos», concluyó.