«El primer año me fui con tres amigos y este ya somos cuatro», afirma Francisco Javier Gómez, que en una semana estará trabajando en Chateaneuf du Pape, un pequeño pueblo del sureste francés. La mayor actividad de esta población es el vino, por lo que durante las primeras semanas del mes de septiembre este pequeño pueblo se llena de vendimiadores. Este es el caso del joven, natural de Beniel, que irá de nuevo este año animado por el dinero y por la buena experiencia que guarda de cuando estuvo allí. «Se portaron muy bien con nosotros, nos pagaron todo lo que nos tenían que pagar y hasta nos regalaron a cada uno seis botellas de vino».

¿Tenía alguna experiencia previa en trabajar en el campo?

En absoluto, fue la primera vez. Yo me consideraba muy inexperto en ese sentido. Me lo imaginé más duro de lo que realmente fue.

¿Cómo surge la idea de ir a la vendimia?

Me habló de ello mi compañero de piso. Te ofrecían trabajo, un sitio para dormir que compartías con jóvenes como yo y cobrabas bien. Lo ví con buenos ojos y empecé a buscar ofertas en internet.

¿Tuvó algún problema con la gente o con el idioma?

No, ninguno. Uno de mis amigos hablaba francés, que era quien hacía de traductor. Además, Chateaneuf du Pape es un pueblo muy dedicado a la vendimia. Había muchas personas españolas trabajando allí, sobre todo de Andalucía.

¿Cómo encontró la oferta de trabajo ?

Nos fuimos de España con un sitio encontrado, pero no era exactamente lo que queríamos. Ya en Francia el novio de una amiga nos habló de Chateneaneuf Du Pape, un pueblo en el que la recogida de la uva aún se hace manualmente. Al llegar preguntamos una a una en las viñas, hasta que en la cuarta tuvimos suerte y nos contrataron.

¿Cómo era la jornada laboral?

Empezábamos a las siete de la mañana y terminábamos entre las cuatro o las cinco de la tarde. Eso sí, teníamos dos parones: uno de quince minutos para almorzar a las diez y otro de media hora para comer.

¿Eran los encargados de la vendimia quienes proporcionaban la comida?

No, nos encargábamos nostros, pero al terminar nos lo pagaron como gastos propios, lo que está muy bien.

¿El trabajo estaba bien remunerado ?

En Francia el mínimo por hora son siete euros sin impuestos. Lo que pasa es que cuando nos pagaron nos dieron un plus por haber trabajado con nuestro propio coche- en el que los cuatro viajaron a Chateaneuf du Pape-y otro por la comida, como ya te he dicho. Además de pagarnos la gasolina, claro. Al final se nos quedó la hora en 11 euros y medio.

Para concretar¿cuál sería la suma total?

Por trabajar durante 17 días gané casi 1.000 euros, no esta nada mal.

¿Qué diferencias hay entre trabajar en Francia y hacerlo aquí?

En España también puedes encontrar un trabajo donde cobres 1.000 euros, pero en vez de trabajar 35 horas a la semana trabajas 50. En Francia respetan más tus derechos, te pagan todo lo que tienen que pagar y cotizas todo lo que tienes que cotizar.

¿Volvería a irse de vendimia el año que viene?

Si yo tuviese un trabajo que me gustase y con el que pudiera vivir no me iría. Yo esto lo veo como aprovechar una situación que no es para nada beneficiosa. Quiero decir; no estoy trabjando de forma fija, no tengo estabilidad, ni un contrato. Eso tiene sus partes malas y sus partes buenas; como que ahora puedo irme a Francia un mes a trabajar y volver cuando quiera.