Si Matrix estuviese ambientada en Murcia de 2015, Neo nunca habría podido salir de la realidad virtual. ¿La razón? No encontraría una cabina telefónica a tiempo. Según los últimos recuentos, se pueden encontrar 1.688 de estos dispositivos en la Región, un 40 por ciento menos que en el 2000; una cifra que vaticina la desaparición de esta forma de comunicación en pocos años. Aunque podría haber una solución. En rincones de todo el mundo han aparecido nuevos usos que pueden comulgar perfectamente con la utilidad de estos dispositivos.

Parece el fin de una era, pero todavía quedan cabinas tan emblemáticas como la ubicada frente al Teatro Romea, un auricular que ha tenido que escuchar decenas de historias de murcianos, pero que ahora parece ser utilizada únicamente como soporte de publicidad. Una opción al servicio de los viandantes que pasan por su lado sin despegar la vista de sus teléfonos móviles, que actualmente se calculan en 514.364 unidades en la Comunidad.

Según fuentes de Telefónica, la mercantil encargada de estas líneas, las cabinas dejaron de ser rentables en 2002; un dato con el que ha tenido que lidiar la empresa y que indicarían la supresión inmediata de los servicios, de no ser por la legislación actual. Un Real Decreto de adjudicación del Servicio Universal dictó en 2011 la obligación de mantener las cabinas telefónicas hasta el próximo diciembre de 2016; lo que se traduce con que la entrada de 2017 conllevará la retirada de las primeras cabinas. Y teniendo en cuenta los datos de rentabilidad y las escasas probabilidades de renovación del decreto, su extinción podría estar más que cerca.

Sería una pena que un verdadero icono de la cultura pop acabase en una chatarrería, sin más uso que su reciclaje para convertirse en chapa para un Volvo. De ahí que, en varios países hayan decidido renovarse o morir. En 2010 se instaló en Estonia la primera cabina de Skype, la cual se compone de una pantalla táctil desde la que se puede realizar video conferencias utilizando una cuenta en dicha red social. La cantidad de servicios proporcionados dependen de lo que se paga por mantener esa cuenta y el wifi está asegurado en el terminal, por lo que es posible utilizar el dispositivo de forma totalmente gratuita.

Otra reutilización del clásico viene desde Inglaterra. Las emblemáticas cabinas rojas londinenses hace tiempo que dejaron de ser útiles, más allá de protagonizar las típicas fotos de los turistas del país anglosajón. Por eso, en la capital del país, decidieron darle un nuevo uso aliándose con el enemigo y convirtiéndolas en dispositivos de recargas de smartphones. El establecimiento es totalmente autosuficiente, ya que no se sirve de la red eléctrica, sino de unos paneles de energía solar ubicados en el techo de cada cubículo.

Para diferenciarlas del resto, están pintadas de verde y salen rentables gracias a una pantalla con publicidad. En Murcia ya intentaron instalar puntos de recarga a disposición de los ciudadanos; concretamente, en la Plaza de Europa, donde el Ayuntamiento colocó una terminal compuesta por varios enchufes destinados a este servicio. La medida pareció no interesar mucho a los murcianos, ya que, pese a las continuas reparaciones por parte del Consistorio, el punto de recarga siempre amanecía con visibles muestras de vandalismo.

El problema de la fugacidad de la batería de los smartphones o los inconvenientes de encontrar cobertura hace a los ciudadanos bastante vulnerables a la hora de tener que afrontar una emergencia. Esto podría solucionarse, en parte, gracias a la modificación de las cabinas telefónicas en dispositivos digitales para poder pedir auxilio en caso de situaciones críticas, como cortes de electricidad. Los teléfonos públicos ubicados junto al centro comercial ZigZag o el ya citado del Teatro Romea podrían ser de mucha utilidad en estos casos, ya que se encuentran en zonas de actividad festiva.

Todas estas opciones podrían hacerse realidad en un futuro. La obsolescencia es una predicción segura y la única forma de poder afrontarla es renovar el uso de las cabinas. Así, un punto de recarga de teléfonos móviles o videoconferencias a través de Skype pueden ser el destino de los teléfonos públicos murcianos.

De momento, ahí siguen, afrontando el paso de los años, mientras el teatro renueva su cartel y las terrazas se llenan, la cabina del Romea pasa inadvertida.