El negocio inmobiliario se despierta. La vivienda comienza a resurgir después de años inmersa en una crisis que se ha cebado con el sector, como revelan los últimos datos. El Instituto Nacional de Estadística (INE) hacía público esta semana el aumento del 16,5% de las operaciones de compra y venta de viviendas durante el mes de junio en la Región de Murcia. La demanda se recupera y la compra se incrementa, según constatan varias inmobiliarias consultadas por este diario. Y en el nuevo panorama que se avecina, se produce un nuevo fenómeno: el nacimiento de un perfil de demandante que se decanta por comprar una casa después de vivir como inquilino de alquiler.

El desplome de los precios, «que han tocado fondo», como resaltan varios agentes inmobiliarios, y la apertura del crédito explican la reactivación del sector tras varios años de caída de las ventas. El bajo coste de los inmuebles, si se compara con otros ejercicios, y una mayor posibilidad de financiación incitan a comprar de nuevo en detrimento del arrendamiento.

«La diferencia del esfuerzo económico entre comprar una casa y alquilarla es similar actualmente», asegura el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Región (Apirm), José Hernández Martínez, quien confirma que «hay un interés de los arrendatarios» por adquirir una vivienda.

«Precisamente uno de los últimos clientes que atendí se llevó una casa financiada por 241 euros al mes. Son gastos parejos a los que conlleva el coste de un alquiler», relata Hernández.

El portal inmobiliario Básico Holmes, que también opera en Murcia, daba fe de esta realidad en un estudio publicado en abril, Perfil del comprador de vivienda en España. El 20,6% de los interesados corresponden a inquilinos, sólo ligeramente superados en cantidad por el grupo de los compradores de primera vivienda, que sigue siendo otro año más el nicho más numeroso con un 21,8%.

Este perfil que pide el trasvase al hogar en propiedad retrata a un cliente con una edad media de 37 años, que adquiere casas por un precio medio de 92.500 euros y que necesita para ello una financiación aproximada del 73%, según recoge Básico Holmes.

«Hoy es una realidad el aumento de los préstamos hipotecarios entre quienes vivían temporalmente de alquiler», asegura David Iniesta, que dirige una inmobiliaria murciana. «Son aquellos que en su día decidieron alquilar por falta de crédito».

«Hay financiación, las entidades bancarias hacen llegar sus ofertas a las inmobiliarias, pero no es sólo eso. El comprador actual tiene más solvencia», afirma el presidente de Apirm, y añade que el descenso del precio es otra de las claves: «Hay un ajuste del 70%», dice. «He vendido pisos cerca de campos de golf y con tres dormitorios por 52.000 euros», cita como ejemplo. Para Hernández, «el incremento se acentúa en las ventas de las casas de segunda mano, que han ascendido a un 75% del total de las operaciones», revela.

La inmobiliaria de Murcia Abad también tiene la percepción de que se vende más, aunque no desgrana datos porque «todo está aún en el aire». «Pero lo sabemos, pues los bancos dan más facilidades que hace cuatro años y ahora hay familias que pueden comprar cuando antes ni se lo planteaban», manifiesta Fuensanta Abad. «Hay una tendencia a la compra: lo notamos especialmente en el centro de Murcia».

«Los precios se han regularizado y se han estabilizado: valores de tasación ajustados al mercado, sin sobresaltos de subidas y bajadas», expone Abad. «O sea, son precios reales y no desorbitados». Y añade: «El mercado hipotecario se ha reactivado. Es un buen momento para comprar».

Cautela ante todo

No todo son voces que ratifican esta nueva coyuntura de la vivienda. Enrique Aragón, agente del Colegio de la Propiedad Inmobiliaria, asevera que no ve cambios «significativos» y prefiere ser cauto: «Es cierto que las condiciones han mejorado y hay una mejoría con respecto al año pasado, pero es que en 2014 el sector estuvo fatal».

Iniesta también advierte de que «el comprador tiene que tener en cuenta que un inquilino sólo paga la renta mensual y sus suministros, mientras que la propiedad, además de la cuota del préstamo, implica gastos de IBI, comunidad, seguros, reparaciones y suministros». Eso sí: «Las motivaciones entre quien compra y quien alquila siempre son muy diferentes».