El presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), Miguel Ángel Ródenas, aseguró ayer que la Cuenca del Segura vive una «situación de emergencia» por el escaso caudal proveniente del trasvase Tajo-Segura y que, «si la situación empeora, habrá que recurrir a las desaladoras» para surtir de agua a los campos.

Ródenas, que asistió a la presentación de un hallazgo arqueológico en el Puente Viejo de Murcia, confirmó que el riego está garantizado hasta el próximo 1 de octubre -fecha en la que finaliza el año hidrológico-, pero que, pasada esta fecha, la situación se torna «difícil». De momento, «las medidas adoptadas tras el decreto de sequía aprobado por el Gobierno central han permitido que aún no se restrinja el suministro de agua a los regantes y las cosechas hayan salido adelante», pero a partir de entonces la CHS se prepara para una situación «grave», tras la declaración de alerta en el índice global de la cuenca del Segura el pasado 30 de julio.

Ante este panorama, y como solución alternativa hasta la renovación del plan de trasvases, el presidente del organismo hidrográfico propuso los embalses de cabecera y el agua desalada para paliar los efectos de la sequía. «No se pueden tener paradas unas máquinas de hacer agua», declaró Ródenas en referencia a las plantas desalinizadoras.

A esto se ha referido, en palabras a esta Redacción, José Manuel Claver, presidente del Sindicato de Regantes del Tajo-Segura. «De momento solo son buenos propósitos, ahora falta que se concreten.

Todavía es pronto para hablar de ello, porque no sabemos ni el precio que tendrá el agua. En octubre habrá que sentarse a negociar», confirmó el máximo encargado del SCRATS que, a su vez, reconoció que, efectivamente, «hasta el 30 de septiembre no habrá ningún problema. De momento todos tenemos agua suficiente para pasar el verano».

Donde le surgen más dudas es con los embalses de cabecera, sobre los que Claver ha preferido no pronunciarse.

Por lo pronto, Miguel Ángel Ródenas aseguró que las obras del sinclinal de Calasparra están «muy avanzadas», que están finalizándose los trabajos del sistema eléctrico y de bombeo, que ya están en pruebas, y que hay «una batería estratégica» de pozos a pocos kilómetros de la capital a los que se podrá recurrir a través de «un sistema de explotación único», que supone la recogida de ese agua en la cabecera, para después sustituirla con el agua del pozo.

Aún así, y pese a las malas previsiones auguradas por la consejera del ramo, Adela Martínez-Cachá, el pasado 30 de julio -«nada favorables»-, el presidente de la Confederación invitó a los regantes a «no ser pesimistas» todavía. «La situación puede cambiar y puede llover en la cabecera del Tajo o en el Segura», concluyó con optimismo Ródemas tras ser cuestionado por la situación de los regantes murcianos.