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El dueño de un restaurante en Albacete ha salvado la vida a un cliente que se había atragantado comiendo, un médico del servicio de Urgencias y Emergencias de Murcia, quien le explicó cómo realizar las maniobras para expulsar el trozo de comida que se le quedó atrapado en la garganta y le impedía respirar.

Todo ocurrió en el restaurante ´La Fontana di Trevi´ de la capital manchega, en la calle Tinte, el domingo 2 de julio a mediodía, según explicó el propietario del local público y protagonista de la historia, Atanasio Jiménez. Jiménez señaló que se daba el servicio de comidas cuando «esta persona se atragantó con un trozo de tomate, porque al parecer se está arreglando la boca y no mastica bien, y me dijo cómo tenía que hacer para ayudarle».

El dueño del restaurante relató que cogió al cliente rodeándole por la cintura «y presionándole con los puños», según le explicó el propio cliente, médico de profesión, «lo conseguimos».

Atanasio Jiménez reconoció que no le había ocurrido nunca algo igual: «Qué alguien se maree sí nos ha pasado, pero casos así no», apuntó el dueño del restaurante, cuya intervención no hizo falta requerir a los servicios de Emergencias: «Él mismo siguió comiendo, no quiso ir», comentó.

La persona atragantada, Gabino Marín, aseguró que no pasó miedo «porque como médico del 061 en Murcia veo casos como estos y el propietario del restaurante, Atanasio, es una persona fuerte y yo le dije como tenía que cogerme y apretar».

Marín comentó que siguió comiendo tras el incidente «para estupor de todo el restaurante» y que optó por pedir ayuda al dueño del local porque «sé que el tiempo de respuesta medio en Albacete de los servicios de Emergencias es de ocho minutos» y hubiera podido ser un riesgo esperar.

El médico apuntó que, siguiendo sus instrucciones, el dueño del restaurante «lo hizo muy bien» y que, aunque no es cliente habitual, sí que han hecho «amistad» y lo ha frecuentado más en este último mes.

Gabino Marín zanjó que espera haber ayudado, en caso de darse algún caso como el suyo, porque «ahora Anastasio sabe qué tiene que hacer si algo así vuelve a pasar en su restaurante».