Un aeropuerto se caracteriza por los pasajeros, pilotos, anuncios de salida; por el el ruido, en definitiva. Pero para el aeródromo de Corvera nada de esto existe. El silencio impera entre los moles de hormigón, se respira demasiada calma para una infraestructura que, sin aviones ni turistas, supone un desembolso de casi 22.000 euros al día para afrontar los gastos de su mantenimiento.

El Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia, que se comenzó a construir en 2008 y cuyas obras acabaron en enero de 2012, espera una opulenta inauguración que parece no llegar, ya que este año tampoco abrirá sus puertas. Entre las vallas que separan la descomunal arquitectura vacía de la tierra agrícola murciana se encuentran unos diques que actúan como presas cuando llueve. Son los canales de pluviales, anexas a la gran infraestructura.

Pero también tienen otros usos: en el más extraño silencio, si se tiene en cuenta donde se está, se oyen unas ruedas que trasmiten velocidad, golpes y alguna palabra como ollie o flip. Los skaters patinan sobre los diques, juegan con la arquitectura del aeropuerto; a veces se junta allí todo el grupo, con neveras para la comida y las tablas pueden pasar la tarde allí.

Se gr­­aban y muestran sus habilidades sobre el monopatín; nadie les ve y sienten que vuelan. En Murcia tienen sitios donde practicar, «pero en el Ayuntamiento no preguntaron qué queríamos ni contaron con nosotros en algún momento», afirman.

Comparan las instalaciones adaptadas para los patinadores con las que hay en otras ciudades como Barcelona, aunque reconocen que «no es un momento para cosas superfluas como es el patín». «Pero con cedernos un sitio ya estaría bien, nosotros invertiríamos en él», asegura uno de los skaters a LA OPINIÓN.

El joven añade que los skate park que edificaron no satisfacen «sus necesidades», ya que «los han hecho pensando en niños, lo que ha llevado a que en Murcia haya potencial de patinadores desaprovechado». Así, recurren al aeropuerto de Corvera, del que les atrae técnicamente las formas que tienen los canales, aunque parece que es lo único que tiene este edificio: curvas que en vez de ser utilizadas son patinadas.

También resaltan que patinar en un lugar como Corvera les recuerda a los inicios de este deporte, donde la calle era un sitio en el que rodar sobre la tabla. Los diques eran entonces habituales y parece que ahora se esta retomando la vieja escuela.

No obstante, ¿qué opina la ley al respecto? El artículo 121 del reglamento general de Circulación expone el siguiente argumento: «Los que utilicen monopatines, patines o aparatos similares no podrán circular por la calzada salvo que se trate de zonas, vías o partes de éstas que les estén especialmente destinadas. Y sólo podrán circular a paso de persona por las aceras o por las calles residenciales debidamente señalizadas con la señal regulada en el artículo 159, sin que en ningún otro caso se permita que sean arrastrados por otros vehículos».