­Jesús López Martínez (Moratalla, 1967), que lleva 23 años en Cajamar, llega a la dirección territorial en el momento en que se empieza a vislumbrar la recuperación y vuelve a haber liquidez.

Ahora todas las entidades quieren entrar en el negocio agrario.

Si vienen para quedarse, bienvenidas, porque al final todo lo que apoyemos a esa economía productiva va a ser bueno. Ahora, hay que advertirles de que no pueden venir a recoger los frutos porque el sector agroalimentario nos ha sacado de la crisis, y cuando venga otro periodo adverso vuelvan a irse. No nos da miedo la competencia, pero deben venir con ánimo de quedarse.

¿Hasta qué punto se percibe la recuperación?

La situación económica está empezando a cambiar, pero el crecimiento va a ser lento. Ni por asomo llegará a ser como el que tuvimos en la anterior etapa. Es cierto que Murcia está despegando con más fuerza que otras regiones españolas, por nuestra propia idiosincrasia, porque somos muy fenicios, muy trabajadores y muy exportadores. Cualquier empresa, por pequeña que sea, hoy está exportando. Hay autónomos que apenas facturan 50.000 euros que ya están comenzando a exportar. Eso hace que en Murcia se note la recuperación más que en otras regiones. La Región de hoy está preparada para afrontar el crecimiento que se avecina y estoy convencido de que vamos a ser uno de los motores de España.

Pero la situación para muchas familias sigue siendo dura.

Todavía es duro. Tenemos todavía el lastre de la mora en el sistema financiero español y las listas del paro, que es lo que más nos preocupa. A mi gente le digo que estaremos recuperados cuando no veamos los días 10 de cada mes los folios con la lista de gente que está cobrando el subsidio de desempleo. Mi principal preocupación es ver que el indicador del desempleo se va reduciendo. Entonces veremos que llega de verdad la recuperación. Las tasas que tenemos por encima del 20% hacen que muchas familias no lleguen a final de mes o vivan en la economía sumergida. Eso tiene que acabar. La economía y las empresas tienen que ser transparentes.

¿Qué puede hacer Cajamar?

En los 23 años que llevo en la entidad, mis superiores y los jefes que he tenido me han inculcado que somos una entidad de economía social. Es verdad que lo que más nos gusta es financiar al autónomo y a la pequeña empresa, y es así como más cómodos nos encontramos y como más aportamos a la sociedad. En Murcia dirijo una red de 175 oficinas con casi 900 empleados. Y puedo decir que en el recorrido de los últimos años no hemos despedido a ningún empleado de los 900 que iniciamos la crisis allá por 2007 o 2008. Mantenemos la misma plantilla, aunque hemos cerrado alguna oficina que estaba muy cerca de otra. Son 900 personas apegadas al terreno, que están atendiendo la petición de amigos, familiares, conocidos... Eso nos ha hecho crecer durante la crisis, porque hemos atendido esas necesidades. Nuestro presidente honorífico, don Juan del Águila, nos decía que llevásemos en mente que nuestro origen es la gente humilde del campo y de los pueblos y los autónomos.

Su presidente de honor es un personaje muy curioso.

Los mensajes que nos ha trasladado durante tantos años parece que siempre están en vigor. Lo que decía hace 15 o 20 años sigue siendo aplicable. Otra cosa que nos decía siempre era: «Estamos empezando». Nuestra filosofía de entidad sin ánimo de lucro nos hace esforzarnos cada día más.

¿Qué carencias ve usted?

Nos faltan infraestructuras que son vitales y que tenemos que desarrollar. Estoy convencido de que tenemos que apoyarlas todos los murcianos, como la llegada del AVE, que ya es inminente, el Corredor Mediterráneo, ese aeropuerto que ya tiene a sectores económicos convencidos de que también puede servir para dar salida a nuestras mercancías. Tenemos que terminar también algunas carreteras, como la salida natural de Andalucía hacia el Mediterráneo por Yecla. Con estas infraestructuras y estabilizando el suministro energético, en el que somos deficitarios, aunque estamos en una situación estratégica, creo que Murcia es una de las regiones mejor situadas en esta nueva carrera que iniciamos. Veo el futuro con mucho optimismo.

¿Por qué?

Porque he visto lo que nos ha pasado desde hace diez años, casi casi una hecatombe mundial, que hemos superado con nota. Y hoy tenemos los tipos de interés muy bajos, no hay empresa que no pueda acceder a un crédito, el consumo se está reactivando. Es algo que notamos porque las tarjetas funcionan mejor en los comercios, sin alardes, sabiendo que esto no va a ser rápido. Esto nos ha servido como una cura de humildad para que nuestras familias, nuestras economías reales, nos hayan dado un tirón de orejas. Nos ha servido para saber que no puedo gastar por encima de lo que ingreso: que voy a comprar, a gastar y a consumir, pero también tengo que procurar que a final de mes la cuenta no se encuentre en números rojos. Nos hemos creído que con una nómina podíamos meternos en cualquier inversión, pero las nóminas se pueden perder o minorarse.