La lactancia materna prolongada aumenta la virilidad y fertilidad futura de los bebés varones, contrarrestando el efecto perjudicial de la exposición de la madre durante el embarazo a compuestos tóxicos derivados de los plásticos que actúan como alteradores o disruptores hormonales, según ha comprobado un estudio elaborado por la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores estudiaron a más de 300 parejas murcianas y sus respectivos bebés durante 2 años, comprobando que los recién nacidos varones amamantados con pecho tenían una mayor distancia entre el ano y los genitales que aquellos alimentados con biberón. En los individuos con mayor distancia anogenital se espera una virilidad mayor cuando llegue a la adolescencia y la etapa adulta.

En concreto, los bebés varones amamantados con lactancia materna podrán presentar una mayor calidad del semen, más espermatozoides y más capacidad reproductora; en definitiva, una mayor virilidad. Así lo aclara el director de la investigación, Juan Antonio Ortega.

Ortega afirma que los bebés que toman la leche en biberón «no se benefician de los efectos positivos de la lactancia materna en este aspecto del desarrollo sexual», asevera.

Una vez que el bebé nace, Ortega explica que hay un periodo de tres a seis meses en los que la lactancia materna permite «contrarrestar estos efectos negativos de la exposición a tóxicos durante la etapa prenatal».