La pequeña Andrea, de diez años de edad, acude de forma periódica al hospital de la Arrixaca desde que tenía seis meses para recibir una transfusión de sangre que le permite seguir llevando su vida con normalidad.

Esta niña de Cartagena padece Beta Thalassemia desde que era un bebé. Se trata de una enfermedad poco frecuente similar a una anemia que afecta en la Región a otros siete niños como Andrea que, al igual que muchos enfermos crónicos, están atrapados en la transfusión de sangre.

En el caso de Andrea, sus padres Carlos Coy y Andrea Latorre acuden con ella cada tres semanas hasta el hospital de la Arrixaca para que los médicos le realicen una transfusión, ya que el problema de la pequeña radica en que su cuerpo no genera glóbulos rojos de calidad, lo que le hace depender de la entrada de sangre nueva para poder vivir.

Andrea necesita las transfusiones para que el oxígeno siga llegando con fuerza hacia todos los órganos de su cuerpo porque la hemoglobina que produce su médula se destruye con rapidez.

«Mi hija vive por los donantes»

La familia de Andrea está muy concienciada de la necesidad de que haya personas que de forma altruista colaboren donando sangre. De hecho, Carlos asegura que «en la familia todos somos donantes de sangre y médula porque le hemos puesto cara a la gente que realmente necesita las transfusiones para vivir y superar su enfermedad como mi hija».

El padre de la niña asegura que «Andrea vive gracias a los donantes, pero es verdad que los murcianos siempre hemos estado muy concienciados y solemos ser muy solidarios». Asimismo, también sostiene que «el Servicio Murciano de Salud y el Centro de Hemodonación llevan a cabo un trabajo excepcional».

Sobre cómo convive Andrea con su enfermedad, sus padres afirman que «ella lleva absolutamente una vida normal gracias a las donaciones de sangre, incluso practica deporte y es muy buena jugando al baloncesto, pero cuando se va acercando el día que necesita la transfusión suele estar más cansada porque va algo más paliducha y se encuentra bastante baja de defensas».

Algo que cambiará el día que Andrea encuentre un donante de médula compatible. Por el momento, cada vez que la pequeña pasa la mañana entera en el hospital para recibir la transfusión de sus dos bolsas de sangre «sale con otra cara, incluso hasta le cambia el color de piel», explica su padre Carlos.

Como Andrea hay muchas personas que dependen de las transfusiones para vencer a su enfermedad o al menos poder vivir con ella. Como muestra de la importancia que juegan las donaciones de sangre, la enfermera Antonia Gómez, del Centro de Hemodonación, sostiene que «más del 50% de las donaciones que se llevan a cabo en la Región se destinan a enfermos crónicos, hematológicos u oncológicos».

En cuanto al número de donantes murcianos, la media mensual, apunta Gómez, «está en torno a unas 4.500 o 5.000 donaciones en la Región».

Por otro lado, según apunta la propia enfermera, «el resto de la sangre se emplea en intervenciones quirúrgicas de carácter programado, así como en otros casos de urgencia». En total, en la Región de Murcia se llevan a cabo aproximadamente unas 75.000 intervenciones quirúrgicas programadas cada año, a las que hay que añadir las que se realizan con carácter de urgencia.

Se busca sangre joven

Desde el Centro Regional de Hemodonación muestran cierta preocupación por encontrar un relevo generacional a los casi 35.000 murcianos que donan sangre de forma asidua. Para ello, están llevando a cabo campañas de concienciación entre los universitarios murcianos.

La última de ellas tuvo lugar el pasado mes de marzo en la Universidad de Murcia y en la Universidad Politécnica de Cartagena, donde consiguieron realizar dos mil donaciones entre los estudiantes. La próxima campaña de donaciones universitarias tendrá lugar en mayo en el campus de Los Jerónimos de la UCAM.