El uso del agua desalinizada para el riego es «inviable» sin los recursos del Trasvase Tajo-Segura, a un porcentaje de mezcla a favor del acueducto, y por lo tanto no puede sustituirlos, según una de las conclusiones del estudio sobre la aplicación de esos recursos a la agricultura presentado ayer.

Además, el coste no debe superar los 20 céntimos por metro cúbico para que sea rentable-actualmente se sitúa entre los 60 y 70 céntimos-; y debe haber un control estricto de su calidad, mediante una normativa que controle los problemas agronómicos que presenta, como son las carencias y desequilibrios nutricionales en su composición que pueden limitar el desarrollo de los cultivos.

El Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS) encargó hace cuatro meses el estudio ´Antecedentes y problemática de la aplicación de agua marina desalinizada al riego agrícola´ a dos ingenieros agrónomos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPTC), Victoriano Martínez y Bernardo Martín.

Este informe, que ya ha sido remitido al secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, y a la directora general del Agua, Liana Ardiles, del ministerio de Agricultura, destacó como principal ventaja el que sea un recurso hídrico «inagotable y no sujeto a variaciones climáticas como la sequía», explicó Victoriano Martínez durante la presentación.

Entre los inconvenientes, subrayó el elevado consumo energético de la producción de agua desalinizada, «que cuadruplica el coste del metro cúbico del agua del Trasvase», y que hace que sea «superior al margen económico de gran parte de los cultivos».

Adicionalmente, el ingeniero indicó que «el elevado consumo energético de estas plantas implica un nivel de emisiones de gases de efecto invernadero poco compatible con las políticas orientadas al control del cambio climático»; y que sería necesario un postratamiento de remineralización, para aportarle las carencias de sustancias como el calcio, magnesio o sulfatos; o para restarles el exceso de cloro o sodio.

Asimismo, el estudio constata las elevadas cantidades de boro, por encima de los límites permitidos-que es del 0,3 miligramos por litro-, que hay en el agua sometida a la desalinización. Este elemento químico es muy perjudicial para los cítricos, por ejemplo.

Los autores apuntan que sólo en España y en Israel se utiliza actualmente el agua desalinizada en la agricultura, pero a diferencia de lo que ocurre aquí, los israelitas hacen un seguimiento científico «adecuado» sobre las repercusiones de su uso en la agricultura.

Victoriano Martínez indicó que actualmente existe un real decreto que regula las condiciones del agua desalinizada para su consumo humano, pero no hay nada en referencia a su aplicación en la agricultura. Por ello, abogan por un Comité Multidisciplinar que regule las características necesarias.

Los ingenieros han realizado un estudio sobre los efectos del agua desalada de la planta de Torrevieja sobre los recursos del embalse de La Pedrera, procedente del Trasvase, y del cual se nutre la comunidad de regantes del Campo de Cartagena. Su principal conclusión, teniendo en cuenta la concentración de boro del agua de la planta, es que no podría superar el 40%, con los niveles actuales embalsados. A menos agua del Trasvase, menos desalinizada.

José Manuel Claver, presidente del SCRATS, volvió a insistir que «este estudio demuestra la necesidad absoluta del agua del Trasvase» para la agricultura murciana, y que «la desalación es inviable» sin esos recursos.

Además, y respecto al precio, Claver dijo estar aún a la espera de conocer el ´precio social´ del agua desalada que Mariano Rajoy prometió en su última visita a Murcia, pues «ya pagamos el agua más cara de toda España, y con diferencia, habiendo recursos de sobra en el país». «Los regantes no debemos ser los perjudicados por que no se haya aprobado el Plan Hidrológico Nacional», concluyó.