Ingresar en un hospital con una urgencia médica durante el turno de noche o los fines de semana supone tener un 11% más de probabilidades de morir, una cifra que es prácticamente la misma en hospitales de España y del resto de la Unión Europea. La razón es que los especialistas trabajan generalmente en el turno de ocho a tres, mientras que apenas los hay por las tardes, y por las noches o fines de semana solo hay algunas guardias. «No es lo mismo ingresar en un hospital con un infarto cuando tienes al lado a un cardiólogo y hay profesionales para hacer las pruebas con rapidez, que hacerlo cuando hay menos personal», explicaba ayer Antonio Zapatero, vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que celebra desde ayer en Murcia un congreso en el que participan dos mil profesionales de esta especialidad de todo el país.

Los datos sobre este efecto perjudicial de la organización del trabajo se conocen desde hace tiempo entre los profesionales y es una de las razones que, en opinión de la SEMI, justifican que se plantee un cambio de organización en los hospitales del futuro. Mañana está prevista la intervención en el congreso de Michael Rawlins, presidente de la Real Sociedad de Medicina del Reino Unido y autor de un prestigioso informe de cinco puntos que marcan un cambio radical de la organización de la atención sanitaria. Entre las cuestiones que detalla ese informe, que se debatirá en una mesa redonda, el profesor Rawlins hace hincapié en que necesariamente habrá que cambiar la forma de atender a los pacientes, que cada vez más llegan a los hospitales aquejados de múltiples dolencias. Defiende que tienen que ser las especialistas más generalistas, como los internistas y los geriatras, los que asuman la coordinación de la asistencia al paciente.

«El 65% de las personas que ingresan en un hospital lo hacen afectados por varias patologías y lo lógico es que los atienda alguien que sabe tratar varias patologías del paciente a la vez», argumentó Pilar Román, presidenta de la SEMI, que está convencida de que vamos a un sistema en el que el paciente es el centro de la asistencia, y al rededor de ese centro se organizan todos los médicos y profesionales que tienen que atenderlo, coordinados por un médico internista. Aseguran desde la SEMI que este modelo ahorraría muchos costes y permitiría hacer una gestión mejor de los recursos.

En esta línea, aseguran, van también los cambios en los planes de estudios para la formación de médicos. En este sentido, Román se muestra convencida de que «es mucho mejor para el cardiólogo tener conocimientos de diabetes, porque podrá dar una asistencia de mayor calidad. Esto es lo que provocará la polémica troncalidad, contra la que están muchas sociedades médicas.

Se calcula que dos terceras partes de los pacientes requieren lo que se considera «ruta generalista» al ingresar en un hospital y que sólo un tercio precisan del especialista concreto. Sin embargo, en opinión de Zapatero, el rechazo a un mayor protagonismo de la atención por generalistas viene motivado porque «existen muchas capillitas y parcelas sanitarias» y se carece de coordinación.

En el congreso de Murcia se presentarán más de 1.400 comunicaciones temáticas muy diferentes y se harán talleres de formación práctica.