«Me parece espectacular y sería una experiencia alucinante actuar aquí», exclamó Imanol Arias al llegar al Teatro Circo de Murcia. El actor saludó a sus socios y pasaron al escenario, donde las cajas de Bruto, el vino que presentaban, aguardaba tras la mesa. Allí se sentaron, de derecha a izquierda, Miguel Gil, propietario de Bodegas Juan Gil, Imanol Arias y Jorge Martínez, creativo murciano y uno de los principales impulsores del proyecto.

Tomó la palabra Jorge Martínez, que comenzó dando el pésame a las víctimas y familiares del accidente ocurrido en Cieza el pasado fin de semana y recitó un poema de Walt Whitman para expresar los sentimientos encontrados que sentía en esos momentos.

Después contó cómo surgió la idea de Bruto. «Es fruto de la amistad y de la vida, en un momento determinado». Confesó que Imanol y él pasaron muchas noches bebiendo y hablando de vino mientras forjaban una amistad que ha dado lugar a Bruto. Pero para llevar a cabo ese proyecto necesitaban un socio que tuviera bodegas y decidieron proponérselo a Miguel Gil, que aceptó encantado. En su intervención, Imanol, muy delicadamente dijo: «El vino está triste, porque la tierra está triste», refiriéndose de nuevo al trágico suceso. Seguidamente, contó que su relación con la Región de Murcia le viene, primero, de su personaje, de Antonio Alcántara y, segundo y más definitivo, del viaje que hizo con Juan Echanove, compañero en la serie, en el que se enamoró de la tierra murciana y de sus vinos. Imanol, que decía sertirse casi murciano, sueña con Bruto, «una bellísima experiencia que cuando pasa el paladar no vuelve a la Tierra».

Miguel Gil explicó: «Bruto nace en un paraje de bosque, en una llanura a 800 metros de altitud y con viento frío del norte». Todos se sorprenden de cómo ese entorno tan tosco y ´bruto´ da esa uva Monastrell que luego da lugar a Bruto. Esa es la razón del nombre».

Al finalizar, se pasó a la degustación de Bruto. El vino tiene «sabores y aromas a fruta roja, el balsámico típico, pero con peculiaridades, dándole un toque fresco a flores y una pizca de pimienta». Gil lo calificó como un vino complejo y muy diferente al típico de uva Monastrell. Su precio en mercado rondará los 20 euros.