Jerome Van Passel, ciudadano holandés afincado en Murcia desde hace más de diez años, está dispuesto a irse al fin del mundo cuando se trata de ayudar a gente con problemas. La pasada primavera, por ejemplo, no dudó un segundo en cruzar el charco y desplazarse a Panamá, con el fin de participar durante semanas en las tareas de búsqueda de dos jóvenes holandesas, Kris Kremers y Lisanne Froon, que desaparecieron en el país centroamericano, a donde viajaron tras finalizar sus estudios para aprender español y trabajar como voluntarias.

Las dos chicas, de 22 y 21 años, habían llegado al municipio panameño de Boquete, un polo de atracción turística de Panamá, del que dicen que es «el pueblo más bonito del mundo», según Van Passel. Todo iba bien hasta que, el 2 de abril de 2014, un guía turístico local con el que habían contratado una excursión, Feliciano González, dio la voz de alarma. Las dos jóvenes no se habían presentado a la cita y al guía, que conocía bien la puntualidad característica de los holandeses, no le olió bien la cosa. Fue al hotel a buscarlas y, efectivamente, descubrió que no habían pasado la noche allí. Algo les había ocurrió.

Según se supo más tarde, las dos chicas tenían previsto recorrer el día anterior el sendero del Pianista, con fama de ser uno de los parajes naturales de la zona. Fue lo último que se supo de ellas.

Las fuerzas de seguridad de Panamá, en coordinación con la Fiscalía, iniciaron entonces la búsqueda de las desaparecidas, que fueron infructuosas. La suspendieron a los 15 días. Las familias, no obstante, no se cruzaron de brazos y constituyeron su propio equipo para rastrear la zona. Aquí es donde entra en juego Jerome, conocido ya en Holanda por el trabajo realizado para el esclarecimiento de la desaparición de la jugadora de voleibol Ingrid Visser y su marido, Lodewijk Severin. Los cadáveres de los dos aparecieron en una finca de Alquerías (Murcia) tras haber sido asesinados.

«Un periodista holandés nos puso en contacto con los familiares de Kris y Lisanne y llegamos a Boquete. Panamá es un país desconocido para nosotros, y no sabíamos por dónde empezar. Comenzamos las batidas y planificamos una importante campaña en los medios de comunicación, sobre todo a través de radio, de Radio Chiriqui, porque Boquete es una zona muy rural, donde hay muy poca gente que lea los periódicos.

Concienciamos a la población para que nos comunicaran cualquier información que tuviéramos al respecto de las chicas», señala Van Passel. Su esposa, Eva Gambín, también fue a Panamá y colaboró realizando los spots de radio y el vídeo musical de la canción que un artista holandés realizó sobre este caso.

La búsqueda no tenía éxito hasta que una pareja de indígenas halló una mochila en las proximidades del río Culebra, cercano al sendero donde desaparecieron. Los investigadores siguieron la pista y pronto empezaron a aparecer restos humanos dispersos que resultaron ser de las jóvenes. La investigación sobre lo que les pasó sigue abierta. «Pudieron tener un accidente o pudieron encontrarse con alguien», dice el holandés. Van Passel regresó a España, aunque piensa volver en diciembre para seguir con la búsqueda e intentar recuperar todos los restos de las chicas, ya que en esta época del año el río Culebra crece por las lluvias y es imposible transitar por la zona. «Son momentos muy duros, en los que trabajas 24 horas. Siempre tienes la esperanza de que las vas a encontrar con vida, pero esta vez no ha sido así. Al menos, queremos que los padres puedan tener los restos».