El portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, Ramón Jáuregui, afirmó ayer en Murcia que el referendo por la independencia de Cataluña «no se va a celebrar, y sus convocantes lo saben».

En charla organizada por el Foro Nueva Murcia, Jáuregui sostuvo que las preguntas planteadas son «tramposas y, además, como son dos, no sería un referéndum, sino una encuesta». «Me preocupa mucho», añadió, «que estemos siguiendo la agenda independentista. España debería tomar la iniciativa para que de lo que se hable de este problema sea de lo que se debata en el Parlamento, y no de este proceso disparatado en el que no hacer nada es muy peligroso, porque cuando por fin vayamos a hacer algo, no habrá ni puentes ni nadie para cruzarlos».

En su opinión, el emprendido en Cataluña es un proceso político «muy desgraciado, más sentimental que racional y que no lleva a ninguna parte», puesto que «legalmente no es posible y está dividiendo al pueblo catalán», por lo que es partidario de «atender las reivindicaciones desde el respeto a la singularidad, pero mediante el diálogo».

A este respecto, señaló que el modelo de Estado federal que propone su partido para España «abortaría las tentaciones centralizadoras, fortalecería el marco de autogobierno de las comunidades autónomas y permitiría el diálogo político».

«Nuestro modelo autonómico es ya de por sí bastante federal, lo que no quita que tengamos que abordar las singularidades de algunas comunidades autónomas: todas iguales no puede ser», remarcó el dirigente socialista.

Preguntado por cómo definiría a quienes se perfilan como candidatos a las primarias para liderar el PSOE, destacó del actual secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, su «solvencia y capacidad»; de Eduardo Madina, su «gran potencialidad», y de Patxi López, su «sentido común», mientras que de Carme Chacón dijo que es «válida y capaz».

En su conferencia, titulada 'Los desafíos para España en un mundo en cambio', afirmó que España se encuentra «en uno de sus momentos más delicados tras 30 años de democracia, cuya conquista se pone ahora en cuestión» por cuatro motivos: la crisis, el desafío catalán, el desafecto de los ciudadanos con la clase política, además de la revolución tecnológica y la inmigración.