La murciana Susana Molina se ha impuesto en la decimocuarta edición del programa Gran Hermano, siendo la primera concursante de la Región que lo consigue. Susana ha quedado por delante de Igor, Desireé y Raky, respectivamente.

Susana Molina es estudiante de ADE y voluntaria en una asociación de personas con diversidad funcional y, según se desprendía de foros y encuestas, era la absoluta favorita de los espectadores, por encima de sus compañeros

Susana se convirtió en finalista después de que en la gala del pasado 13 de junio la audiencia optara por expulsar primero a Juan Carlos -íntimo de Raky y uno de los más críticos con la murciana en los últimos días que convivieron-, luego a Nacho -el exbaloncestista que ha pasado sin pena ni gloria por Guadalix- y finalmente a Álvaro Vargas, gestor cultural y famoso pollito volador, desde que en la gala 1 se lanzara al vacío y se rompiera los dos húmeros, lo que le acarreó una intervención quirúrgica, rehabilitación y posponer su entrada en el concurso.

El paso de Susana por la casa ha estado marcado, en primer lugar, por su amistad con Argi, quien se vio obligada a dejar el programa de forma brusca después de que la Asociación de Víctimas de Terrorismo clamara por un comentario de la joven -«una broma», no se cansó ella de repetir- en el que aludía a ETA. Antes de este episodio, las chicas estaban tan unidas que sus incondicionales también se unieron: en la Red se consolidó el Susargismo, llamado así por la unión de los nombres de las dos concursantes. Otro de los pilares de la murciana en Guadalix fue, sin duda, Gonzalo, andaluz -y uno de los repetidos, como ellos mismos se llaman- con el que inició un romance que, según aseguran los dos, tiene visos de continuar una vez concluya el concurso.