El pasillo aéreo que el ministerio de Defensa quiere dejar al aeropuerto de Corvera obligaría a los aviones a volar tan bajo que sería casi impracticable. Este es el temor de la sociedad concesionaria, Aeromur, a pesar de que el nuevo director de la Academia General del Aire, Emilio Gracia, aseguraba hace unos días que es perfectamente compatible el tráfico del nuevo aeropuerto internacional construido en la pedanía murciana con las prácticas militares de los alumnos.

La solución que el Ministerio y el Ejército del Aire están dando a Corvera no convence a los promotores del aeropuerto, mientras que el consejero de Obras Públicas, Antonio Sevilla, se muestra confiado en que la comisión mixta formada por los ministerio de Defensa y de Fomento (CIDEFO) encontrará una solución satisfactoria en una región en la que la práctica totalidad del espacio aéreo es de uso militar.

En la práctica, Corvera será una isla dentro del radio del cielo que tienen asignado la Academia General del Aire de San Javier, la base paracaidista de Alcantarilla y el aeródromo militar de Los Llanos, en Albacete. Los promotores del aeropuerto de Corvera consideran que el pasillo aéreo que ofrece Defensa dentro del ´aire´ de estas tres instalaciones militares hace inviable el tráfico de vuelos comerciales, dado que se les obligaría a volar a tan poca altura, que cualquier obstáculo de la orografía circundante impediría a los aviones recibir las señales de radioayuda instalados en tierra para guiarlos en los aterrizajes y en los despegues.

Aena realizó el pasado mes de mayo los llamados ´vuelos de calibración´ y de ´maniobra´ necesarios para poner a prueba estos sistemas de apoyo que guían a los aviones en sus aproximaciones a tierra y en las operaciones de despegue. La sociedad estatal que gestiona los aeropuertos públicos debe emitir ahora un informe detallado sobre las condiciones de vuelo del nuevo aeropuerto y el cumplimiento de la normativa.

El consejero de Obras Públicas aseguró que «los técnicos están trabajando en la solución del espacio aéreo» y se mostró convencido de que «será satisfactorio para todos». Antonio Sevilla destacó que en todo el mundo hay grandes aeropuertos comerciales situados en el entorno de instalaciones militares y puso como ejemplo el caso de Barajas y su cercanía al aeródromo de Torrejón. «En espacio aéreos con bases más potentes ha sido posible la conciliación» de los vuelos civiles y militares, precisó. «Lo que no se puede hacer es intentar despegar como si no hubiera una montaña», añadió.

Tiempo hasta el otoño

Por su parte, el nuevo director de la Academia del Aire, que hace unos días visitaba al delegado del Gobierno acompañado por su antecesor, consideró que «todo es coordinable». «Lo único que pasa es que habrá que buscar una solución que nos satisfaga a todos desde el punto de vista de seguridad y de flexibilidad de uso».

Para el nuevo responsable de la AGA, «todo se puede coordinar en función de espacio y tiempo», aunque precisó que la alternativa elegida «puede ser un todo o un nada, todo es gestionable» y de acuerdo a estas premisas «hay voluntad y lo que no se puede hacer, pues no se hace». «Estamos preparados para hacer lo que nos digan que tenemos que hacer», concluyó, al tiempo que dejaba claro que existen los técnicos necesarios para conseguirlo.

El Gobierno espera que la solución de la comisión mixta de Defensa y Transportes se produzca en los próximos meses para que sea posible mantener los planes de apertura del nuevo aeropuerto regional, que la Comunidad Autónoma quiere inaugurar en otoño. La entrada en funcionamiento de Corvera exigirá además un acuerdo entre la concesionaria de la terminal y Aena para el traslado de los vuelos civiles de San Javier al nuevo aeropuerto, de forma que el aeródromo militar situado junto al Mar Menor quedaría solo para vuelos comerciales. Las negociaciones entre ambas empresas se iniciaron el pasado otoño, pero la necesidad de compensar a la sociedad pública por las inversiones realizadas en San Javier en un momento crisis como el actual dificulta el acuerdo.

Las compañías aéreas iniciarán en el último fin de semana de octubre el cambio de horarios de los vuelos y la programación de la temporada de invierno, que se prolongará después hasta finales de marzo.