Un tubo de ensayo con una flor de belladona da la bienvenida al lector a Trato y tratamiento. Claves para una medicina de calidad: científica, humanizada y SOStenible. La obra de Rafael Pacheco, que se presentará esta tarde en la Centro Cultural Las Claras de Cajamurcia, ha sido editada por el sello Diego Marín y ofrece al lector la oportunidad de reflexionar sobre aspectos sanitarios como las actitudes, aptitudes y valores de los profesionales y ciudadanos frente a la salud y la enfermedad, así como la perspectiva bioética de muchos de los dilemas que se plantean cuando se afronta la asistencia sanitaria.

¿Qué le empujó a sumergirse en la tarea de escribir este libro?

Hace veinte meses puse en marcha el blog eticayesteticasanitarias.blogspot.com.es, en el que he publicado artículos sobre ética y estética sanitaria, antropología y salud, pero nada de temas estrictamente asistenciales. En ellos abordo la medicina como una dualidad: arte-ciencia; calidad-calidez; talento-talante o evidencia-conciencia. En total he reunido en este volumen 62 artículos. Todo ello con la experiencia que aportan mis 30 años de trabajo hospitalario y en la facultad, con tres cargos de director de hospital, dos veces en el General y una en Los Arcos.

Habla de las claves para una medicina de calidad. ¿Cuáles serían?

Hay que tener en cuenta sus dos aspectos. El científico, que está basado en la evidencia, y la conciencia. No hay que perder la cercanía con el paciente, aunque hay que reconocer que las personas tienen excesiva confianza en los médicos y llegamos a ser víctimas de nuestro propio éxito. Este hospital, por ejemplo, tiene alma y corazón, ese es nuestro signo de calidad. Incluso en nuestros documentos aparece el lema ‘Compromiso asistencial impregnado de valores’.

¿No está en peligro esa calidad de la que habla con los recortes que han llegado y los que están por venir?

La calidad no. Está en peligro la estabilidad del sistema sanitario, pero la calidad está garantizada. La habilidad de los responsables está precisamente ahí, en salvar esa calidad, pero no se hace con el decreto que se ha publicado, que tiene severas deficiencias.

¿Y cuál sería la fórmula?

Quizá haya que establecer un sistema similar al de Correos, en el que el ciudadano tiene que comprar un sello que, aunque tiene un precio prácticamente simbólico, supone una aportación. En Sanidad también debería ponerse en marcha un mecanismo similar, una pequeña aportación que disuada del abuso. Es algo que no es tan disparatado.

¿Con eso sería suficiente?

Quizá no. Hay que plantearse si podemos seguir manteniendo el sistema, está claro que el modelo actual no. Sólo hay que pensar que el médico más torpe ha tenido que hacer un esfuerzo de 12 años para estar en el hospital y poder atender enfermos y eso hay que pagarlo. La medicina es cara y hay que pagarla. Por lo que creo que lo menos lesivo sería poner una pequeña tasa simbólica.

En el título del libro menciona la palabra SOStenible. ¿La Sanidad nos está mandando un SOS?

Es una llamada de alarma. Ahora ya no es sostenible y se han encendido todas las alarmas, cuando la Sanidad es de lo que estamos más orgullosos. No hace falta rasgarse las vestiduras, solo hacer los cambios precisos, porque cuando el sistema se arruine se irán los buenos profesionales y acabaremos teniendo dos sistemas, volviendo a la beneficencia y a un seguro privado para el que pueda pagarlo. El hospital no se puede convertir en un apeadero, sólo debe ser usado cuando en Atención Primaria no se ha podido resolver un problema.

¿Qué opina de la privatización de servicios? ¿Seguiremos a Castilla-La Mancha y Valencia en el modelo privatizador de los hospitales y centros de salud?

La Sanidad es un servicio público y ante todo es un servicio, no una agencia ni una sociedad limitada. No se puede privatizar porque el objetivo no es el beneficio sino curar y mejorar la salud.

Usted apuesta también por el concepto de medicina humanizada. ¿Los médicos jóvenes están lo suficientemente cerca del paciente?

Estamos en la era digital y vivimos en la medicina del mando a distancia. La semiología no debe perderse, el tocar al paciente, auscultarlo... El médico debe tener claro que es él el que tiene que hacer un diagnóstico tocando y viendo al enfermo y usar la tecnología solo para confirmarlo, sin embargo, quizá por la falta de tiempo, lo primero que se hace es pedir una batería de pruebas con las que tener un diagnóstico fiable y esperar a que las máquinas resuelvan la situación. No hay que olvidar que la medicina es compasión.

¿Cree que los gestores deberían contar más con los profesionales sanitarios a la hora de tomar decisiones que pueden cambiar por completo el sistema?

La mayoría de los gestores están en una situación muy complicada. Se encuentran entre el político, los enfermos y los profesionales sanitarios. Hay que aunar tres universos que no son compatibles, ya que los pacientes quieren que les atiendan en el momento, los sanitarios más tiempo para hacerlo y los políticos un menor gasto.