El secretario general de UGT, Cándido Méndez, advirtió ayer de que la reforma laboral y las imposiciones de Berlín y de Bruselas al Gobierno para que reduzca el déficit van a generar «un empobrecimiento de la sociedad española, que perdurará más allá de la crisis, incluso cuando llegue la recuperación». «Nadie tiene derecho a llevar a este a país a un callejón sin salida», aseguró el líder de UGT en Murcia, al tiempo que dejaba claro que los sindicatos «no morderán el anzuelo» de la huelga general, que Mariano Rajoy auguró antes de dar a conocer la reforma.

Méndez, que ayer clauró unas jornadas organizadas por la FSP en Murcia, precisó que los sindicatos «seguirán su ritmo» y tratarán de explicar a la ciudadanía el alcance de la reforma laboral, sin dejarse enredar por los intentos del Gobierno de desviar la atención. «No les vamos a facilitar lo que pretenden», indicó.

A su jucio, después de la caída de tres décimas que ha registrado la economía española en el último trimestre de 2011, la situación es de «extrema gravedad». Considera que «vamos a entrar en recesión y, si no se corrige la situación, vamos hacia un callejón sin salida», dado que las facilidades para el despido y los nuevos contratos que ha introducido el Gobierno «alteran el modelo de convivencia de nuestro país. Eso se irá percibiendo de manera clara. Se puede producir un empobrecimiento generalizado de la sociedad que perdurará más allá de la crisis. El empobrecimiento se perpetuará incluso en la época de recuperación», aseguró.«Nadie tiene derecho a llevar al país a un callejón sin salida por razones ideológicas o por someterse a los dictados de Berlín, pasando por Bruselas», reprochó al Gobierno.

Méndez puso en duda la constitucionalidad del nuevo contrato que permite al empresario beneficiarse «del 50% de la protección de desempleo que el trabajador tiene pendiente de cobrar» y apuntó que dejará «en la cola de la cola al millón y medio de desempleados que no tienen protección». Sobre los intentos de la UE de forzar al Gobierno a reducir el déficit en 36.000 millones más, dijo que el recorte «puede provocar una recesión mayor», porque el verdadero problema es la falta de crédito, que no llega a las familias ni a las empresas.

Aunque señaló que la reforma del sector financiero es «necesaria y urgente», advirtió de que «va a traer una intentona de dejar en la calle a más de 20.000 trabajadores», aprovechando la posibilidad del despido con 20 días de indemnización por año trabajado. «De hecho, hay casos de empresas que tenían iniciado un ERE y lo han retirado en cuanto se ha anunciado la reforma laboral parea rehacerlo en el nuevo marco», explicó.

Teme que la reforma financiera va a generar «un escenario de oligopolio» y una pérdida de peso de las cajas ahorros, que «estarán bancarizadas, pero el crédito va a ser más difícil de conseguir y no va a ser barato, aunque es imprescindible para la recuperación».