La murciana Aurora Almagro, de 20 años, es una de los doce jóvenes seleccionados para almorzar con el papa Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Juventud. La joven, directora del centro Diocesano de Juventud, acaba de terminar sus estudios de Filología Inglesa y el próximo año dará clase en el colegio Santa María del Carmen. Su madre y su abuela le han ayudado a elegir el atuendo para la especial ocasión.

­¿Cómo fue el proceso para elegirte?

En primer lugar Manuel Verdú (delegado de la Diócesis de Cartagena) me comunicó que me había propuesto como candidata de la diócesis, entonces participé en una selección previa con todos los candidatos a nivel nacional donde quedamos tres, de los cuales dos seríamos seleccionados para participar en la comida. Después me hicieron una entrevista telefónica en inglés para saber mi nivel, ya que en la comida habrá gente de todas la nacionalidades y éste será el idioma para comunicarnos. A los cuatro o cinco días me llamaron desde Madrid para comunicarme la noticia.

¿Qué sentiste cuando te comunicaron la noticia?

Pues ya no contaba con que me hubieran escogido, porque en la entrevista me dijeron que me llamarían en un par de horas. Para mí fue una gran sorpresa, una alegría inmensa que no me podía creer. Después tuve un sentimiento de presión por la responsabilidad de representar a los jóvenes españoles.

¿Qué te gustaría transmitirle al pontífice en nombre de los jóvenes españoles?

Me gustaría transmitir el sentimiento que he recogido de los jóvenes con los que he tenido la oportunidad de compartir todos los preparativos. En primer lugar, me gustaría darle las gracias por haber venido, porque gracias a su visita y a la celebración de las jornadas, los jóvenes nos hemos unido y hemos sido capaces de hacer cosas juntos

¿Qué mensaje te gustaría traerte de la JMJ de Madrid?

He leído algunos testimonios. Un chico que participó en la comida en Sidney expresaba que el encuentro le cambió la vida. A mí también me gustaría que fuera una renovación de fe, sobre todo a nivel personal, que me sirviera para volver con fuerzas y con ganas, y que también me sirviera para conocer la situación en otros países.

¿Qué función tienes como directora del centro diocesano de pastoral juvenil?

Llevo varios años como coordinadora de Pastoral de Murcia, organizando actividades que se realizan durante el curso, como encuentros de coros, convivencias de jóvenes y festivales de música. Este año he comenzado mi trabajo a nivel diocesano, he participado en la organización de la JMJ y el contacto con los peregrinos que llegaran a Murcia en la celebración de los días de la diócesis.

¿Cómo funcionará la pastoral juvenil en los días de la diócesis?

Desde el encuentro de París de 1997, los jóvenes franceses, plantearon realizar los días previos un encuentro en las distintas diócesis para poder intercambiar lazos de unión. En los días en las diócesis, las acogidas de peregrinos se hacen a través de familias y se organizan grupos mucho más pequeños a nivel parroquial. La finalidad es que el país que acoge la jornada muestre su hospitalidad al mundo. Esa es también una forma de evangelizar.

¿Cómo animarías a un joven de 20 años para que estuviera en Madrid?

Desde septiembre que estamos visitando parroquias para buscar a familias de acogida he intentado transmitir que la JMJ va a significar una renovación de fe para nuestra pastoral juvenil. No se trata solo de conseguir alojamiento gratuito para pasar unos días. En Navidad estuve en un encuentro en Róterdam, con una familia de acogida que me contaba que la llegada de peregrinos había cambiado la ciudad. Creo que una Jornada Mundial de la Juventud te cambia la vida, te enriquece y te hace conocer como otras culturas viven la fe. Además, puedes conocer a mucha gente que convive con otras religiones en su país. Los católicos españoles nos quejamos porque critican nuestra religión, pero en otros países mueren por creer.