El suelo de un monte o de un bosque que ha sufrido un incendio padece ´hidrofobia´ durante un año después de soportar el fuego, lo que aumenta la erosión derivada del propio siniestro, según un estudio realizado por el equipo de investigación de Degradación y Conservación de Suelos de la Universidad canaria de La Laguna.

El estudio ha sido presentado en el V congreso nacional sobre ´Control de la degradación y usos sostenibles del suelo´ celebrado en Murcia, y al que han asistido más de un centenar de expertos e investigadores nacionales e internacionales.

Alexis Hernández Dorta, portavoz del citado equipo explicó a Efeverde que el estudio ´Efectos de los incendios en la hidrofobicidad del suelo a corto y medio plazo en los pinares del norte de Tenerife´ se ha realizado tras un incendio provocado que, en verano de 2007, quemó 18.000 hectáreas de 12 municipios de la isla.

La fobia al agua que sufre el suelo de un monte tras un incendio proviene de la quema de la vegetación y de la capa orgánica que se encuentra

en la superficie del suelo.

De la combustión de ambos se producen unos nuevos compuestos orgánicos, cuya característica es que son ´hidrofóbicos´ (odio al agua), con

características similares al aceite: «no se mezclan con el agua».

El estudio señala que el grado de ´hidrofobicidad´ depende de tres factores, como la temperatura que alcanza el fuego y que, a su vez, cambia si

el incendio afecta a las copas de los árboles o a la superficie, al nivel de humedad del suelo y el tipo y cantidad de vegetación afectada.