La inflación mantuvo durante el mes de febrero la tendencia alcista que venía registrando en meses anteriores. En particular, el Índice de Precios de Consumo aumentó un 3,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Aunque esta tasa coincide con la nacional, resulta tres décimas superior a la de enero, y la más elevada desde septiembre de 2008, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

En comparación con el mes anterior, la tasa de variación mensual del IPC fue del 0,2%, una décima por encima de la media nacional (0,1%).

Este nuevo repunte de los precios se explica por los mismos factores que han venido forzando el rápido incremento de la inflación en los últimos meses. El protagonismo lo acapara el precio del petróleo, cuyos efectos principales los padece el grupo Transporte que se ha disparado un 3% en los dos primeros meses de 2011, hasta el punto de acumular un aumento del 11% en comparación con febrero del año anterior.

No le va a la zaga el grupo Bebidas alcohólicas y tabaco, sujeto a continuas subidas impositivas. De hecho, en los últimos doce meses ha registrado un encarecimiento del 14,6%. El tercer grupo más inflacionista es Vivienda, que aumenta un 7,2% respecto a febrero de 2010, por los diversas subidas de las tarifas de los suministros (fundamentalmente electricidad) a lo largo de los últimos meses.

Los demás grupos muestran una evolución moderada, incluso con descensos anuales de precios en Medicina (-1%), Comunicaciones (-0,7%) y Ocio y cultura (-0,4%).

De otra parte, hay que prestar atención a la evolución de la inflación subyacente. Esta variable, de gran relevancia, determina la tendencia de la los precios ya que excluye los elementos más volátiles (productos energéticos y alimentos no elaborados). En febrero continuó con la tendencia alcista iniciada en junio pasado y se sitúa ya en el 1,8%, tasa idéntica a la media nacional. Este fuerte ascenso se encuentra muy influido por las subidas de impuestos y cambios normativos acaecidos a partir de la segunda mitad de 2010.

En definitiva, en febrero en crecimiento de los precios mostró cierta desviación respecto a los niveles recomendados por el Banco Central Europeo. Los principales factores distorsionantes fueron los ya conocidos: subidas impositivas y costes energéticos, sin poder descartar en un futuro los efectos de un encarecimiento de las restantes materias primas.

Se trata, por tanto, de un alza ajena a factores inherentes a la dinámica empresarial, que pueden agravar el ya de por sí debilitado consumo de hogares y familias. En este contexto, adquiere especial importancia la búsqueda de mecanismos de revisión salarial que impidan la creación de espirales inflacionistas, y que resulten compatibles con la estabilidad de precios y la competitividad de las empresas.