El pasado día 26, el presidente de Cajamar, Antonio Pérez Lao, visitó Valencia para inaugurar la nueva sede central de Caja Campo en la ciudad. La rural de Requena, junto a las de Albalat, Turís, Casinos y Petrer, en la comunidad vecina, forman parte del grupo cooperativo que lidera la entidad andaluza con fuerte implantación en la Región de Murcia. En una coyuntura de bancarización de las cajas de ahorros, Pérez aseguró que Cajamar nunca renunciará a ser una cooperativa.

¿Cómo van a afectar las nuevas disposiciones del Gobierno a las cooperativas de crédito y, más concretamente, al grupo Cajamar?

Nosotros partimos con una ventaja, puesto que las cooperativas son sociedades de capital variable y normalmente están bien capitalizadas. En nuestro caso, el core capital está en el 12,7%, por encima de lo que se exige. Somos la tercera entidad española en capitalización, tras la Banca March y Unicaja.

El Gobierno exige para no tener que superar el 8% de core capital que las entidades estén cotizadas tras su conversión en bancos.

Las cajas rurales son entidades privadas, cuyos dueños son sus socios y no cotizan en bolsa ni van a hacerlo. Y, además, para los que no lo hagan, la exigencia es de un máximo del 10% y nosotros, Cajamar, tenemos el 12,7%.

¿Ve excesivo el nuevo tope del 9% ó 10%?

Estaba previsto, de aquí a 2015, llegar al 7%. Se ha precipitado. Nosotros lo vemos desde nuestra comodidad en este tema. Para el que no lo alcance le puede parecer excesivo. Sí es cierto que todo lo que sea capitalizar una entidad es bueno. El que el límite sea excesivo o no depende de la situación de cada uno.

Cajamar fue el primer grupo de cooperativas regido por un SIP. En su momento se dijo que era un SIP muy reforzado, pero, con el transcurso de los meses y las exigencias del Banco de España a otros grupos, se está comprobando que en realidad es más laxo que algunos que se han creado después. ¿Van a tener que ir más allá? ¿Contemplan convertirse en bancos?

El de Cajamar fue el primer SIP de todas las entidades de crédito, no sólo las rurales. Hicimos un SIP con unas exigencias que fueron las que el Banco de España nos autorizó -incluso lo hicimos en contacto permanente con ellos- y, por lo que tengo entendido, lo que le manifestaba a otras entidades es que por debajo de estas exigencias no iba a atender nada. Parece que después estableció unas exigencias superiores, sobre todo en mutualización de beneficios. Nosotros no tenemos eso contemplado y vamos a seguir en la misma situación en la que estamos porque eso fue lo que nos autorizó el Banco de España. Aunque es cierto que en aquel momento parecía el más exigente. En cuanto a la conversión en banco, de ninguna de las maneras. Nunca renunciaremos a nuestra condición de cooperativa. Jamás. Ni creo que ninguna caja rural lo quiera. Eso no quita que al formar un SIP creen un banco al que pertenezcan unas cajas rurales pero manteniendo su condición de cooperativa. Eso puede ser.

¿Y Cajamar podría optar por esa vía?

Podría. Si el día de mañana se unen unas cuantas cajas y montan un SIP y establecen esa vía... No está contemplado ni pensado en este momento, pero es una vía. Aunque nunca perderían su condición base de cooperativa de crédito... Cajamar, Caja Campo en su territorio, Caja Albalat en el suyo...

En estos momentos hay tres grupos de rurales. Cajamar, el nucleado en torno a CRM y otras provinciales y el llamado de las locales. ¿Cómo ve este proceso?

Nosotros deseamos que todos y cada uno de estos grupos triunfe y que lo hagan bien. Alguna pensará que nosotros, por nuestra condición especial, que nos salimos de la Asociación Española de Cajas Rurales, somos una cosa rara en el grupo de cajas rurales... No es así. Deseamos que funcionen bien, que lleguen a buen término, sean dos o tres o cuatro. Cada entidad eligió su camino para el éxito. Si hay un problema en una caja rural a nosotros nos va a repercutir, porque al final suenan todas. El nuestro está abierto a quien le quiera interesar y tenga ciertas afinidades con nuestra filosofía y nuestra línea de actuación. Por lo tanto, aquellos que coincidan, encantados de recibirles. Los que no, les deseamos que se acoplen con los más afines.

¿Ve en el horizonte la posibilidad de una unión de todas las cooperativas ante las exigencias de capital?

No lo sé. Sería tal vez deseable, pero es muy difícil. Las cooperativas tienen un arraigo profundo cada una en su localidad. Son entidades surgidas del entorno local. En algún momento se pretendió, pero aquello no fructificó. El resultado final fue que nosotros nos salimos porque vimos que la marcha que llevaba el sistema cooperativo en el seno de la asociación era lenta y nosotros queríamos una velocidad mayor y creamos nuestra línea propia. No sé en el futuro. De momento, creo que no es previsible.

¿Cree usted que estamos asistiendo al fin de las cajas de ahorros y de las cajas rurales para dar paso a la bancarización del sector financiero?

El sistema financiero tiene tres tipos de entidades: bancos, cajas y cooperativas. Cada una tiene su misión. En muchos casos la han cumplido bastante bien. Hay algunos problemas por la crisis y la exposición al ladrillo. ¿Que las cajas se conviertan en bancos? Podrían participar en un banco, aunque cada una conservaría en su entorno sus características particulares.