El fracaso escolar de los adolescentes españoles es uno de los principales lastres de la educación. Tres de cada diez jóvenes no acaban la enseñanza obligatoria. Se trata de cifras muy altas, pero los datos pasan a ser dramáticos si centramos la lupa en los estudiantes gitanos. Según las cifras que maneja la Fundación Secretariado Gitano, ocho de cada diez alumnos de esta etnia no consigue el título de ESO. Se trata de datos nacionales, pero que reflejan a la perfección la realidad de la Región. Romper este muro es esencial para acabar con la desigualdad y la exclusión social de los gitanos. La educación ha sido siempre un pilar fundamental en la tarea del Secretariado, pero desde hace dos años lleva a cabo un proyecto especial en el que participan cuarenta niños y adolescentes y a los que la fundación, con la ayuda de las familias y de los profesores, guía para que acaben sus estudios obligatorios y sean un ejemplo para el resto de la comunidad. Un primer paso que inspire a otros.

Para formar parte de Promociona, que así se llama el proyecto, los alumnos tienen que tener un perfil concreto: estar en los últimos cursos de Primaria o en Secundaria, acudir a clase con regularidad, sacar buenas notas y tener familias que quieran implicarse y se comprometan a que sus hijos acaben la Secundaria y, si puede ser, sigan estudiando después. Además, sus tutores en los centros tienen un papel importante para conseguir que el acompañamiento sea efectivo.

Soraya, Rufino, Sole, Juan, Luis, Pedro y Juan son alumnos de Secundaria que cumplen este perfil. Rufino, que tiene trece años y estudia 1º de ESO, tiene claro que quiere estudiar una carrera «para tener un buen trabajo cuando sea mayor y no estar en la calle». Aún no ha decidido cuál, pero entre risas sus compañeras dicen que tiene cara de abogado o de ingeniero. Son Soraya, que está en segundo y todavía no sabe lo que quiere estudiar, y Sole, que este año acabará la ESO y que quiere hacer un módulo para ser esteticién. De novios, no quiere ni oír hablar hasta que no tenga su título. Juan Lucas, que cursa 2º de la ESO, quiere acabar la Secundaria «y estudiar para ser mecánico de coches». Todos ellos acuden dos veces por semana al local del Centro de Atención Comunitaria del ayuntamiento de Murcia del barrio de La Fama para hacer deberes y que les expliquen lo que han visto en clase y no entienden. Y todos coinciden en que, desde que lo hacen, les va mucho mejor en clase.

«Lo que hacemos aquí sobre todo es acompañarlos, que no se despisten y sigan estudiando», explica Mélida Manero, una de las orientadoras educativas del programa. El momento clave para evitar el fracaso escolar entre los gitanos es conseguir que la transición entre la Primaria y la Secundaria se haga bien. Después de décadas de trabajo años el absentismo de los niños gitanos a las clases en Primaria se ha reducido mucho y hoy por hoy el 74% acude con regularidad al colegio; pero al llegar a la Secundaria las cifras de absentismo se disparan porque muchos prefieren trabajar con sus padres, buscar cualquier trabajo o, simplemente, no hacer nada. Por este motivo, el programa empieza a trabajar con niños en 5º y 6º de Primaria. A esas edades, como todos los niños, lo que quieren es ser futbolistas, pero, por si el plan no sale bien, ellos ya van pensando en otras ideas. Paco Fernández, que está en 5º, quiere ser astrónomo «para estudiar las estrellas», asegura mientras abre un libro del que sale una nave espacial. Jonathan García quiere ser maestro de Primaria, y lo tiene muy claro. «Yo quiero ser de esos maestros que dicen las cosas claras, de los que dicen las cosas una vez y como mucho dos», afirma muy serio. Su hermano Juan Manuel quiere ser policía. Rafi Fernández quiere ser «abogada o peluquera», Mari Carmen peluquera también. Y luego están Ramón, José, José Antonio y Juan Manuel, que todavía no lo han decidido.

Tienen tiempo. Lo que sí saben es que quieren acabar la ESO para tener un trabajo y un futuro mejor. El Secretariado Gitano espera que su futuro sea el principio del fin de fracaso escolar de los gitanos.