Hace un año que tres parejas murcianas vivieron uno de los peores momentos de su vida. Ascensión y Francisco José; Javier y Ana; y Rafael y María José estaban tramitando la adopción de tres niños haitianos cuando un terremoto devastó el país; un fuerte seísmo que hoy sabemos que causó unas 225.000 muertes –la cifra exacta sigue siendo imposible de calcular– y del que consiguieron salvarse Esther, Anabel y Rafita. «La incertidumbre de no saber si estaban vivos o muertos» es lo que recuerdan con más angustia los padres, según explica Javier, padre de Anabel. Ascensión, madre de Esther, coincide y señala que el peor momento fue cuando supieron la noticia: «Lo más angustioso fue cuando me llamó mi suegra para decirme lo que había pasado... y la incertidumbre hasta que, por la tarde, pudimos confirmar que estaban bien». Unos momentos horribles «pero también muy emocionantes por todo el apoyo que recibimos», apunta Rafael, el tercero de los padres, quien asegura que, con Rafita «todos los días son una fiesta y día a día nos pellizcamos».

La mayor alegría también es común: «Cuando nos dijeron que sacáramos los billetes a Pittsburgh (Pensilvania); en ese momento supimos que de verdad íbamos a tenerlos con nosotros», relata Asunción, quien vive el aniversario del seísmo con la angustia del recuerdo pero «con tranquilidad sabiendo que Esther está con nosotros». «Es que, aunque ahora estamos bien, todo esto nos hace revivir muchas cosas», declara asimismo Javier. Rafael, por su parte, dice que el aniversario no es un día diferente: «Todos los días nos acordamos de Haití, de que es un país que sigue hecho un desastre y lamentamos que no se pueda ayudar a los niños que siguen en los orfanatos». En España, de momento es imposible adoptar a haitianos, algo que Javier sigue sin entender. «Francia ha sacado de allí ya a mil niños, y nosotros podríamos hacer lo mismo», lamenta.

Anabel tenía 18 meses cuando ocurrió todo, y Rafita 20, pero Esther era algo mayor, tenía tres años, y es más consciente de los que ha vivido. «Antes, cuando salía Haití en las noticias no quería mirar, pero ahora hablamos con ella de cuando tembló el suelo y se acuerda de cosas». A pesar de lo vivido, los padres de los pequeños se muestran sorprendidos de lo bien que se han adaptado a la vida en España. «Todo fue desde el principio mejor de lo que pensábamos –recuerda Ascensión–, no le ha costado dormir, y ha sido increíble cómo se ha adaptado a nosotros, al colegio, a la comida, que le encanta y siempre pide probarlo todo... es que es una niña todoterreno».