Son fechas malas para la protesta y entre los sindicatos había quien pensaba que la manifestación de ayer en Murcia contra el ´tijeretazo´ a los empleados públicos no lograría mantener el nivel de asistencia de las anteriores. Pero sus previsiones fallaron y miles de funcionarios aparcaron por unas horas las compras navideñas. Fueron más de veinte mil, según los sindicatos convocantes; aunque otras fuentes hicieron una estimación de 10.000; pero en definitiva, muchos más de los que asistieron a la manifestación del día 27 de diciembre. La Policía Local no dio cifras oficiales.

Un dato sin discusión es que la manifestación tardó más de 35 minutos en pasar por delante de la casa del presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, ubicada en la Gran Vía y que se ha convertido en el centro de las protestas desde que el Gobierno anunció la Ley de recortes salariales y de derechos sociales a los empleados públicos. Una vez más, al paso de la marcha por delante de su puerta, los pitos y gritos subieron en intensidad y los huevos comenzaron a volar por encima de la cabeza de los manifestantes y de los policías que custodiaban el domicilio del presidente para estamparse contra la fachada, en lo que ya se ha convertido en algo habitual.

Fue a las puertas de su vivienda donde los funcionarios gritaron con más fuerza sus consignas: «Valcárcel, cretino expulsa a tu sobrino», «En este pisito está mi dinerito», «Aquí está la cueva de Alí baba» (en referencia a la casa del presidente), «Valcárcel y Zapatero, pareja de embusteros», «Valcárcel, cabrón, prepara una oposición», «más profesores y menos asesores» o «Valcárcel y Zapatero nos roban nuestro dinero». Los funcionarios expresaron su indignación contra el Gobierno con pancartas originales y gritos, «estamos hartos, una cosa es se solidarios y otra este pisoteo», afirmaba indignada Carmen Rodríguez, profesora, que acudió a la manifestación acompañada de varios compañeros. Los manifestantes llamaron la atención de los transeúntes que pasaban la tarde de compras navideñas y de rebajas; de hecho, muchos de los participantes cargaba también con bolsas de compras hechas antes de la marcha.

Los líderes sindicales recordaron que los recortes ponen en peligro 137.500 horas semanales de trabajo, con la consiguiente repercusión en el personal temporal e interino. Antonio Jiménez, secretario general de UGT, aseguró orgulloso que la manifestación de ayer ha sido la tercera en mayor participación de la historia en la Región, tras la de apoyo al Trasvase del Ebro y la de rechazo a la guerra de Irak.