La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) se constituyó en 2005 con el fin de proteger los derechos de los militares. AUME ya cuenta con 18 delegaciones provinciales, y la siguiente en comenzar su andadura será la de Murcia. La presentación de la misma será el próximo jueves 25 de noviembre. Su futuro presidente, José Salazar, es un sevillano de 47 años que lleva más de 30 sirviendo en las Fuerzas Armadas españolas. Ostenta el cargo de brigada del Ejército del Aire, y fue el responsable de montar en 2001 el primer radar Lanza de España, en Sierra Espuña, que ahora se encarga personalmente de supervisar. Además, José ha recibido numerosas distinciones a lo largo de su extensa carrera. Ha sido condecorado tres veces con la Real Orden de San Hermenegildo, ha recibido dos medallas blancas al Mérito Aeronáutico y fue el ganador en 2008 de la primera edición del Premio a la excelencia en el sostenimiento ´Joaquín González Sánchez´.

¿Qué va a aportar la delegación murciana de AUME a los militares?

Esta asociación tiene el fin de defender los derechos de los militares. En Murcia era necesaria una delegación,

porque la presencia de militares en la Región es muy importante. Somos unos 5.000 efectivos.

¿Por qué derechos quieren luchar concretamente?

Desde la aparición de leyes como la Ley Orgánica de la Defensa, la Ley de Tropa y Marinería y la Ley de la Carrera Militar, todos los miembros de las Fuerzas Armadas nos hemos sentido perjudicados, independientemente del empleo o del Ejército de pertenencia. Así, desde AUME luchamos entre otras cosas por la integración de la Tropa y Marinería en la carrera militar formando un ´todo´ donde desaparezcan los contratos ´basura´; por la modificación de la Ley de la Carrera Militar, que tanto ha perjudicado a los suboficiales en sus legítimas perspectivas de ascenso; también queremos que desaparezca el Curso de Adaptación (CUAD) para los provenientes de la Escala de Oficiales; que haya una reestructuración profunda de los sistemas de evaluación para el ascenso; que desaparezcan los actuales Informes Personales de Calificación (IPEC); y que se cree un verdadero organismo de atención y apoyo tanto al retirado como a las familias de los militares.

La Ley de Derechos y Deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas está actualmente en trámite parlamentario y ha suscitado mucha polémica. ¿Por qué los militares no están conformes con ella?

Porque desde el año 1979 estamos reclamando una Ley de Derechos y de Deberes, y ahora que parecía que se iba a aprobar, nos parece insuficiente. Nos hemos sentido engañados, porque teníamos puestas muchas esperanzas en ella, pero esta ley tiene muchas lagunas. Por eso no paramos de repetir que queremos tener voz y voto a la hora de elaborar las leyes que nos afectan. Los militares nos sentimos olvidados.

¿Y quiénes son los militares que necesitan más ayuda por parte de AUME?

Por ejemplo, aquellos que han sufrido algún accidente. Hay militares que han tenido algún percance al lanzarse en paracaídas y se han quedado con un 40% de minusvalía. Estas personas tienen limitaciones, pero aún así les obligan a pasar pruebas físicas. En esa situación es imposible que las superen. Entonces quedan abandonados. Yo me considero un hombre solidario y no me gusta ver que muchos chicos viven esta situación. Esta es una de las razones que me han movido a ser presidente de AUME. De todos modos, en la asociación se ayuda a todos. Tropa y Marinería, suboficiales y oficiales tienen cabida. Cualquiera puede pertenecer a la asociación y pedir ayuda para cualquier problema.

Usted ha sido condecorado y premiado varias veces en su carrera y lleva muchos años sirviendo en las Fuerzas Armadas. Además, está muy implicado en la lucha por los derechos de los militares. ¿Cómo fueron sus inicios y por qué quiso dedicarse a este oficio?

Mi padre era Guardia Civil, y yo con 15 años ya entré en el Ejército, en el año 1978. Me fui a Madrid y allí realicé cinco años de estudios hasta llegar a suboficial. Luego estuve destinado en un radar en Galicia durante dos años y más tarde viví en Valencia. Allí permanecí 15 años hasta que vine a Murcia en 1999. Ahora asumo el reto de presidir la delegación murciana de AUME para defender los derechos de los militares, pero quiero dejar claro que trabajaremos siempre con respeto y que no queremos entrar en ningún tipo de polémica con nadie.