Pablo Mira, doctor en Matemáticas por la Universidad de Murcia y profesor de la Universidad Politécnica de Cartagena, subió ayer al atril del salón de actos del Palacio de San Esteban dispuesto a hacer entender el sentido de las investigaciones que ha realizado a lo largo de los últimos años y que le han valido el premio Joven Investigador, que recibió de manos del presidente Ramón Luis Valcárcel. Ser divulgativo con la matemática abstracta no es fácil y Mira llevó a los presentes desde la película de jabón que queda en el agua de la bañera, y que matemáticamente es considerada una superficie mínima, a la resolución de un teorema que llevaba cinco años sin resolverse. Este trabajo, que realizó con la profesora Isabel Fernández de la Universidad de Sevilla, es uno de los 25 que ha llevado a cabo a lo largo de su carrera y que han conformado un currículum digno de premio. Por primera vez el premio Joven Investigador ha ido a parar a un matemático.

«Mucha gente cree que la investigación matemática no sirve para nada y lo que ellos seguramente no saben es que la ciencia se beneficia de todas nuestras investigaciones, pero nosotros no investigamos para obtener aplicaciones concretas. Nosotros buscamos explicaciones sencillas a cuestiones complicadas», afirmó antes de contar a los presentes que la cúpula del estadio de Munich se construyó gracias a los principios matemáticos descubiertos mucho antes. «Yo siempre digo que nosotros somos los que ponemos los raíles para que después pasen los trenes, pero no nos pueden preguntar qué tren va a pasar ni hacia donde irá. Lo que hacemos sirve a otros científicos para avanzar», afirma.

Pero tanta abstracción abruma a los profanos como su mujer, Begoña y la receptora de sus agradecimientos más emotivos. «Ella siempre dice que estar casado con un matemático es como estar con un pintor y ser ciego».

El profesor de la Universidad de Murcia, José Antonio Berná, recibió ha sido el finalista de esta edición del premio.