La Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), que preside José Luis Mendoza, se hizo cargo hace seis años, a través de la Fundación San Antonio, de la gestión del colegio religioso San Vicente Ferrer de la pedanía murciana de El Palmar. La congregación de las Hijas de la Caridad que llevaba el colegio empezaba a tener problemas por la falta de vocaciones para llevar el proyecto educativo adelante y la Fundación llegó como la solución para no perder la identidad católica del centro. El experimento ha salido bien y ahora Mendoza quiere poner en marcha una red de colegios católicos en otros puntos de la Región e, incluso, en otras comunidades autónomas.

«Nuestra idea es crear una nueva fundación que poco a poco vaya poniendo en marcha esta red de centros católicos gestionados por laicos. Ahora hay muchas congregaciones que por problemas de vocaciones están teniendo problemas para poner en marcha colegios y creíamos importante cubrir esta necesidad», explica José Luis Mendoza hijo, que actualmente se encuentra redactando los estatutos de esa nueva fundación. La intención del presidente de la UCAM es abrir tres o cuatro colegios en un principio para seguir avanzando después. Se trataría de colegios de nueva construcción, aunque no descarta hacerse con la gestión de centros con ideario religioso ya existentes como en el caso del San Vicente Ferrer de El Palmar.

De momento están estudiando la viabilidad de terrenos en Cartagena, Torre Pacheco, Alhama de Murcia y Lorca; así como solares de Almería, Alicante y Madrid. «En la medida en que se pueda crearemos colegios desde cero, pero hay que tener en cuenta que de los siete mil colegios católicos que hay hoy en España en los próximos años desaparecerán, al menos, dos mil por los problemas de las congregaciones, por lo que también podremos llegar a acuerdos con las órdenes religiosas», afirma José Luis Mendoza hijo, que sostiene que la intención de la nueva fundación es crear centros concertados y nunca privados «puesto que no queremos que vayan dirigidos a una élite, sino que sea hijos de familias de clase media».

En los centros concertados está prohibido que los padres aporten dinero para la gestión, aunque en muchos de estos colegios las aportaciones a las Asociaciones de Padres, que la ley establece que deben ser voluntarias, se utilizan para completar los ingresos de la subvención pública. La familia Mendoza está convencida de que este proyecto tendrá mucha acogida y que poco a poco podrán ir consolidando la red de centros. El ejemplo del colegio Vicente Ferrer de El Palmar les sirve de argumento. «En el tiempo en el que la Fundación San Antonio lleva gestionando el centro hemos pasado de doscientos alumnos a más de quinientos y los padres están muy contentos», argumenta Mendoza.