La torre de control del nuevo aeropuerto de la Región estará coronada por una cúpula de cristal de 3,5 metros del altura, que albergará la sala destinada a los controladores aéreos. Las obras de la terminal se han reanudado, después de permanecer ralentizadas durante un año debido a los problemas de la concesionaria para conseguir financiación. Unas 500 personas, sumando los ingenieros y los directivos responsables del proyecto, trabajan desde julio en las instalaciones, repartidos en tres turnos. El propósito de la Comunidad Autónoma es inaugurar el nuevo aeropuerto el próximo año.

Aeromur, la sociedad concesionaria del aeropuerto que se está construyendo en Corvera, consiguió a finales del pasado mes de julio un crédito de 200 millones de euros avalado por la Comunidad Autónoma que le ha permitido volver a meter las máquinas en la obra. Casi 375 obreros trabajan en tres turnos de día y de noche para terminar la torre de control y la terminal de pasajeros, mientras que empieza a dibujarse la futura pista de despegue y aterrizaje.

La torre de control ya está provista de la estructura que sustentará el fanal, una cúpula de cristal que abarca los 360 grados y que tendrá tres metros y medio de altura. En total, la torre medirá 25 metros, sin contar la antena.

Dentro de esta sala acristalada, que dispondrá de una superficie de unos 35 metros cuadrados, trabajarán los controladores aéreos.

También está acabada la estructura de la terminal, que había cubierto aguas antes del parón. Los trabajos se centran ahora en la colocación de la cubierta, que formará una plancha de 13.000 metros cuadrados. Su coste está calculado en 10 millones.