El control de lo que se come durante el embarazo no es sólo una manera de cuidar la figura y no retener muchos kilos cuando se da a luz, sino que también determinará la salud del bebé, ya que la obesidad es hereditaria y pasa de madres a hijos. "Lo que comemos en el embarazo determinará si nuestros hijos serán obesos, incluso nuestros nietos, ya que estas alteraciones nutricionales afectan hasta la segunda generación". Así lo dijo ayer la doctora en Farmacia y miembro del Grupo de Investigación en Nutrición de la Universidad de Murcia (UMU), Marta Garaulet Aza, quien presentó en el Colegio de Farmacéuticos de Murcia su libro 'Niños a comer. Evita la obesidad del niño y el adolescente'.

La experta nutricionista indicó que la buena alimentación es indispensable desde antes de nacer, pero también hay que mantenerla con la lactancia, durante la niñez e incluso en la adolescencia. Explicó que Murcia es la autonomía con el mayor índice de obesidad infantil y España, junto a Estados Unidos e Inglaterra, son los países desarrollados con los mayores índices de esta enfermedad.

Pero para lograr unos buenos hábitos, dijo, "lo primero es mentalizar a los padres, a los docentes y a la sociedad", a lo que añadió que "el problema viene de la falta de educación en casa y la desestructuración porque cada vez es más complicado reunir en la mesa a toda la familia y comer juntos".

En este volumen, que ya se encuentra a la venta, la autora hace un repaso por aspectos científicos de la obesidad y la educación, y ofrece a los padres cuentos infantiles y recetas para hacer más atractivos algunos alimentos a los niños -como las verduras-, "porque los pequeños parecen estar peleados con todo lo que sea de color verde", bromeó.

'Regla del 10'

Así, destacó que para estos casos ella recomienda la 'regla del 10' porque "si un niño no prueba un alimento hasta al menos en diez ocasiones lo rechaza y hay que ser pacientes y seguir insistiendo". Marta Garaulet recuerda a los padres que "no les debe dar pena negarles los bollos y las golosinas a sus hijos, lo que les debe dar pena es hacer a un niño obeso". Además, aseguró que hay muchas maneras de enmascarar la verdura preparando cremas y purés de colores que les llaman la atención, y "está demostrado que un niño come tres veces más fruta si se le da cortada y en un recipiente transparente que sin pelar", por lo que animó a los padres a no ser perezosos y volcarse más con la alimentación de los pequeños. La nutricionista subrayó que en Murcia se puso en marcha un centro piloto infantil que ha servido de ejemplo para los 14 centros de nutrición que funcionan en España y en el que han sido tratados 150 menores en los últimos dos años.