Las empresas familiares no son inmunes a la crisis que ha hecho decrecer el número de trabajadores que emplean, su rentabilidad y su cifra de negocio, pero se consideran a sí mismas en mejores condiciones para afrontar la recesión que las demás, según explicaron ayer Daniel Jiménez, coordinador técnico del Barómetro de la Empresa Familiar de la Región (Amefmur); Juan Monreal, director de la cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Murcia; y José María Tortosa, presidente de la organización empresarial.

Los tres presentaron ayer los resultados del segundo Barómetro del Observatorio, que sitúa a la caída de la demanda y la falta de financiación como los principales problemas de las empresas, con una puntuación de 8,3 y 7,2 sobre diez, respectivamente. A continuación aparece la competencia (6,7), que obliga a disputarse un menor número de clientes; y el coste de la mano de obra (5,7).

En contrapartida, el carácter familiar de estas empresas les está aportando mejores armas para sortear la crisis, al ofrecerles vías de autofinanciación y la posibilidad de disponer de unos avales y aportaciones de capital que no tienen las otras sociedades, además de permitirles que, en lugar de repartir beneficios, puedan destinar las ganancias a mejorar su liquidez.

De hecho, "la incapacidad para hacer frente a los vencimientos" aparece en el último puesto entre sus problemas financieros.

La falta de financiación ha llevado al 29% de las encuestadas a reducir el número de entidades financieras con las que trabaja y un 21% ha cambiado de banco. La familia se convierte así en "un elemento dinamizador del éxito de la empresa", al tiempo que es contemplada como "un elemento clave para el éxito en situación de crisis económica".

Daniel Jiménez destacó que las empresas se muestran "bastante pesimistas" ante la situación económica, dado que ven reducirse su plantilla, su cifra de negocio y su rentabilidad, en un momento en que asisten a una caída de los precios de las materias primas que no se había dado anteriormente y que refleja el deterioro de la situación económica.

Sus perspectivas para los próximos meses apuntan que se mantendrán la debilidad de la demanda y las limitaciones de acceso al crédito, junto con la morosidad de sus clientes, a los que cada vez tienen más dificultades para cobrar. Sin embargo, creen que "lo peor ha pasado" y esperan que la situación tenderá a mejorar en los próximos meses".

Su mejor alternativa para aguantar hasta que escampe es reducir costes para poder ofrecer precios más bajos, según indicó Juan Monreal.

El 37% ha optado por aplazar los pagos a proveedores para poder mantenerse a flote y muchas han tratado de mejorar los cobros para evitar la morosidad.