Existe un círculo de miedo en todos los centros. Nos sentimos desamparados. Muchos jóvenes nos tratan como colegas y no lo somos. Es necesario que el respeto a la figura y la labor del docente cale entre los alumnos y sus padres. Que la sociedad perciba que las aulas son espacios con normas. Normas que nos amparen y que sirvan de freno a los actos descontrolados de los alumnos contra los docentes". Lo dice Santiago García, director del instituto de El Carmen de Murcia. Parece que Esperanza Aguirre ha dado en el clavo. Su anuncio de promover una ley que dote a los profesores de la categoría de autoridad pública en la comunidad de Madrid marcó ayer el arranque del año escolar de Secundaria en la Región. "Más allá del origen ideológico de la iniciativa nos parece bien que se refuerce nuestro estatus. Que se nos proteja de los insultos y de las agresiones. Y que se recupere la figura del profesor como autoridad respetada".

Lo cantan a coro seis profesores del instituto de El Carmen de Murcia, convencidos de que los adolescentes cada vez exteriorizan de modo más violento sus impulsos. "La educación de base ha fracasado. Si no se les alecciona en valores en casa, ¿por qué deberían reprimirse en el aula?". Una de estas docentes cuenta que el trato con los padres tampoco es fluido. "Tienden a defender a sus hijos hagan lo que hagan o digan lo que digan. No se confía en el profesor. Hay casos en los que tras charlar con una madre acabas pensando que demasiado bien ha salido el hijo".

Durante el acto de bienvenida de este instituto a los alumnos de primero de la ESO, García marcó las normas de conducta que los adolescentes deberán seguir para que la convivencia entre profesores y alumnos sea viable. Pero muchas veces esto no es posible. Los docentes hablan de nuevas generaciones de alumnos que contemplan a los profesores como enemigos. "Dedico más horas a lograr que el aula esté en calma que a dar clase. Cada vez es más difícil. Se sienten seguros. Creen que lo pueden reclamar todo. Se nota en cómo te miran. Hay alumnos que directamente nos desprecian". Todos concuerdan en que la última reforma educativa también ha reducido el valor de la enseñanza. "No estamos fabricando chicos y chicas maduros y listos para la vida sino a personas incapaces".