La crisis llamó a muchos murcianos a opositar, desesperados unos ante la imposibilidad de encontrar trabajo, o deseosos otros de asegurar su empleo de por vida. Y el paro ha empujado a muchos de los trabajadores jóvenes que durante el último año y medio han sido despedidos a intentar aprobar el examen de la ESO para mayores de 18 años. Para algunos es la fórmula perfecta para asegurar futuros trabajos. Y para otros la única opción de no cerrarse puertas para poder seguir estudiando. Alejandro Cano lo tiene claro: "Sin la ESO no puedes estudiar nada más. Además, en la mayoría de trabajos te piden el título para entrar, y para opositar ni te cuento".

La consejería de Educación, Formación y Empleo convocó ayer las pruebas libres para la obtención del título de graduado en Educación Secundaria Obligatoria, destinadas a mayores de 18 años. Un total de 1.061 personas optaron en esta convocatoria de septiembre con el objetivo de conseguir el título de Secundaria. Ése con el que podrán proseguir los estudios de Bachillerato o los Ciclos Formativos de Grado Medio. Adrián Belmonte trabajaba hasta hace unos meses. Tiene 19 años y quiere ser policía nacional. "También estoy estudiando un módulo de electricidad". Según salía del instituto Juan Carlos I ayer a mediodía decía que el examen de la mañana le había salido bastante bien. "Esta tarde ya veremos. Toca la prueba de linguística." Fran Gordínez, de 23 años, no lo tenía muy claro. "¿El examen? No sabría decirte. Ahí está. Es la primera vez que me presento y espero aprobar porque quiero seguir estudiando. Me gustaría hacer el bachillerato". María José Quiñones lo tiene mucho más claro. Ella sí que trabaja, pero en su oficina le pusieron una pega: "Es la segunda vez que me presento. Lo hago porque en el trabajo me lo han pedido. Trabajo en una oficina de administrativa y me han dicho que es imprescindible tener el título".

Antonio Jesús no tiene nada que ver con la ESO. O sí, porque la acabó hace años. Estudia Ingeniería Industrial en Cartagena. Ayer marchó a estudiar a la biblioteca regional. A su lado se sentó "un señor mayor, bajito, regordete y que cojeaba". Cuando le vio sacar sus apuntes, éste le preguntó si los folios no los darían los profesores. Antonio Jesús le preguntó que a qué había venido. El hombre le contestó que a hacer el examen de la ESO. "Es enfrente". Le dijo Antonio. "En el instituto de enfrente".