La playa virgen de Los Álamos de Cieza ha vuelto a ser pasto de las llamas. Desde hace ocho años, la Asociación Rioríe viene realizando labores de reforestación y adecuación de este paraje natural situado a orillas del río Segura, a unos cinco kilómetros aguas arriba desde Cieza. La pretensión de este colectivo naturalista es devolver al río el aspecto que fue perdiendo durante décadas, tras las diferentes actuaciones contra las avenidas y otras agresiones derivadas tanto de incendios como de roturaciones del terreno.

En su perfil de Facebook, Ríoríe ha lamentado lo sucedido: «Bueno, pues algún desaprensivo o perturbado mental ha hecho la 'hombría' o mejor, la cobardía de pegarle fuego a la Playa de los Álamos, también conocida como La Isla del Hachís. Son 8 años los que Rioríe lleva trabajando de forma altruista y voluntaria para la recuperación de este paraje de nuestro río, y en unas horas ese trabajo ha desaparecido. Pero tenemos claro que vamos a recuperar ese terreno y vamos a seguir denunciando cualquier agresión a nuestro río, aunque solo sea por la memoria de Esther y José Carlos, dos amigos y miembros de Rioríe que nos dejaron no hace mucho y cuyas cenizas han alimentado las raíces de los arboles que allí plantamos en su honor», indicaron.

Por otra parte, la consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente ha finalizado las actuaciones de recuperación ambiental de la senda Zig Zag en el Cerro de La Atalaya de Cieza. El proyecto ha contado con un presupuesto de 25.743 euros, cofinanciado con Fondos Europeos Feder (80%) y de la Consejería (20%).

Los trabajos de restauración y adecuación ambiental han abarcado aspectos como la mejora del firme principal de la senda, la restauración de los espacios degradados y la eliminación de los atajos, rutas alternativas y demás zonas de uso inadecuado. Asimismo, se ha instalado señalización informativa y normativa referente al correcto uso del sendero y sus principales características.

La senda del Zig Zag es muy transitada debido a su proximidad al municipio de Cieza. Numerosos atajos y rutas alternativas han sido creados en los últimos años por los usuarios sin tener conocimiento, en la mayoría de los casos, de los graves problemas ambientales que esta práctica acarrea, como la aceleración de procesos erosivos, que conduce a la perdida y degradación de los suelos.