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Cieza conocía a la perfección sus dotes como escultor, pero solo unos pocos sabían los más que excelentes como orador. El joven escultor e imaginero Antonio Jesús Yuste Navarro ofreció un gran pregón de feria que no dejó indiferente a nadie. Lo hizo con ganas, énfasis, garra y una intensidad desconocida hasta ahora en los pregones de la feria ciezana.

A las puertas de la Basílica de la Asunción y con San Bartolomé presidiendo la ceremonia en el portón principal del templo. Era el escenario perfecto para que Antonio Jesús se luciera como supo hacerlo. Habló de sus ferias pasadas y no quiso olvidar a su abuela Pascuala.

«Piedra angular de mis afectos, que siempre me decía que la feria no empezaba hasta el amanecer del 24 de agosto cuando, al son del pasodoble, despertaba la mañana. Entonces, y sólo entonces, el sol descubría uno de los días más hermosos que Dios le ha regalado a Cieza. Aún la siento asomada al callejón de la Virgencica, esperando la llegada de la diana musical, al compás de la batuta del Lorito», dijo emocionado.

Explicó también algo que guardaba celosamente. «En mi afán por imitar a Dios en representar con barro la vida, surgió mi primera obra sin saberlo: un pequeño San Bartolomé de plastilina coloreado, algo titubeante, aunque terrible en su mirar», enfatizó.

Para concluir el acto, la Hermandad de San Bartolomé del municipio le impuso su insignia de oro de manos de su presidenta de Laura Villa. También fue obsequiado con una obra del artista ciezano Francisco Moreno Gómez ´Paco Chicha´. Por otro lado, el alcalde de Cieza, Pascual Lucas, le impuso la insignia de la ciudad.