El municipio de Cieza cumplió ayer con una de sus tradiciones más antiguas: las lumbres de San Antón. Las plazas de la localidad volvieron a iluminarse y a calentarse con las tradicionales hogueras, una costumbre tan antigua, que se pierde en el tiempo.

Los historiadores del municipio sitúan los orígenes de esta fiesta en ritos paganos de culto al fuego y a los astros, aunque más recientemente, y con el significado de que las hogueras pueden representar de fuego purificador, se solía echar a dichas lumbres todos aquellos muebles viejos e innecesarios que había en las casas ciezanas. Del mismo modo, en torno a las Lumbres de San Antón, acostumbraban congregarse familiares, vecinos y amigos en un ritual de unión y fraternidad, aspectos que aún convienen hoy día.

Fuego para quemar la vieja

Y ante el dicho antiguo de «La lumbre de San Antón, que salgan los viejos del rincón», como signo de una victoria frente los rigores del mes de enero, en los últimos años se ha construido una pequeña falla con el nombre de 'Quemar la Vieja', en torno a la cual se congregan multitud de personas de todas las edades en la Esquina del Convento.

Y tras la quemá, el estomago se fue haciendo hueco para digerir embutidos y otros manjares que fueron pasto de las abundantes brasas generadas. La fiesta, al calor del fuego, concluyó bien entrada la madrugada de ayer.