La calle carthaginesa volvió a convertirse en el centro del Campamento festero con la celebración de los festejos nupciales por las Bodas de Aníbal e Himilce. Fue la noche del lunes, cuando las tropas púnicas organizaron degustaciones de diversas viandas para honrar al general y a la princesa íbera, entre las que destacaron buñuelos de bacalao, tartas de diversa elaboración, y brebajes púnicos especiales para la ocasión.

Al término de estas degustaciones gratuitas, catorce casetas siguieron los pasos que inició la tropa de Caballeros e Isis de Carthago de celebrar bodas por el rito carthaginés.

Así, cada una, en su campamento, ofició los enlaces a todos aquellos que desearon dejar por escrito en un papel su amor hacia su pareja. Como novedad este año, tanto Honderos Baleares, bajo la influencia del dios Bes, como Mercenarios Íberos organizaron los primeros divorcios festeros, aunque el número de matrimonios rotos fue muy inferior al de bodas realizadas.

El Consejo Carthaginés, en colaboración con el complejo hotelero La Fuente de Fortuna, sorteó entre los participantes un bono de estancia en una casa de madera con desayuno y entrada a las piscinas para un máximo de cuatro adultos y un niño.