Las fiestas de Carthagineses y Romanos se adentraron ayer en el año 218 antes de Cristo con la escenificación de la Destrucción de Sagunto ante miles de cartageneros. Roma sacrificó su única colonia en territorio carthaginés al no querer enviar refuerzos ante la llamada de auxilio de la población local. Sagunto acabó abandonada a su suerte.

Pese a la férrea resistencia entre muros de los habitantes de Arse -así era conocida Sagunto para los íberos-, el líder carthaginés Aníbal Barca materializó ayer en el escenario del puerto de Cartagena su odio eterno a Roma rodeando Sagunto. Un asedio con el que el hijo de Amílcar rompió el acuerdo de no agresión que firmó su pueblo con Roma tras la I Guerra Púnica. El Senado Romano ha aprovechado este cruel ataque de las tropas de Barca para declarar la guerra a Cartago.

Ya no hay vuelta atrás, estalla la Segunda Guerra Púnica. El gran contingente militar de guerreros que desplazó Aníbal necesitó meses para tomar Sagunto. La lucha fratricida y el odio que generó entre los oriundos del lugar al pedir su máxima rendición sin condiciones le hizo heredar una urbe humeante y en ruinas tras la batalla. Los pobladores de esta villa del Mare Nostrum llegaron incluso a arrojar los tesoros de la ciudad al fuego para evitar que los carthagineses heredaran su fortuna.

Los emisarios romanos transmiten ahora sed de venganza y avanzan que Cartago acaba de firmar su muerte. Los Comicios Centuriados eligieron ayer al general que abanderará contienda. Pese a sus dudas sobre su juventud será Publio Cornelio Escipión 'El Africano' quien lidere la causa. Roma tiene a Qart Hadast en el punto de mira. Llegan tiempos de guerra. Comienza la batalla.