El expresidente de la Generalitat Valenciana Eduardo Zaplana entabló una relación muy estrecha con su homólogo murciano, que entonces era Ramón Luis Valcárcel, hasta el punto de que ellos mismos llegaron a definirse como «pareja de hecho», aunque en el fondo mantenían una gran rivalidad.

Zaplana y Valcárcel compartían problemas comunes a Murcia y a la Comunidad Valenciana, como la falta de agua, pero había otras cuestiones que enfrentaban a ambas comunidades, como los intentos de la Generalitat por acaparar todo el poder sobre la CAM. Zaplana no solo marginó a Murcia reduciendo al mínimo su representación en la caja con sede en Alicante, sino que soñaba con fusionarla con el grupo Bancaja, lo que habría desplazado el control sobre la entidad a Valencia. A pesar de estas disputas soterradas, ambos trataban de ofrecer una imagen pública de sintonía política y personal, que quedaba patente todos los veranos cuando los cargos públicos y dirigentes del PP de la Región y de Alicante se reunían un año en San Pedro del Pinatar y otro en Torrevieja.

También era normal que asistieran juntos a eventos políticos en Murcia y Alicante, como la inauguración de la depuradora murciana de Rincón de Gallego, a la que también acudió el entonces ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas.