Los dueños de terrenos en el parque regional de Calblanque reclaman en los tribunales la propiedad de la única zona pública de aparcamiento disponible hasta ahora junto a la playa. Se trata del parking del Atochar, el único techado en este entorno natural, con una capacidad para alrededor de un centenar de vehículos. En verano solo puede utilizarse por la población local del parque, debido a las restricciones de acceso que establece la Comunidad Autónoma para preservar el entorno.

En concreto, son dos los propietarios que han reclamado ante la Justicia la titularidad de este enclave al que se accede desde el punto de información de Cobaticas. Los supuestos dueños denunciaron en 2016 en los tribunales la hipotética expropiación de este lugar, que fue realizada hace años por la Administración regional. Defienden que no se hizo ninguna expropiación; de hecho, afirman que tienen en su poder las escrituras del lugar, y que la Comunidad Autónoma no encuentra el expediente porque nunca llegó a registrar la propiedad de esta parcela de aparcamientos. Así, confían en que la Justicia ratifique que el suelo es privado y no público, como parece que se entiende ahora, a juzgar por el uso que se le da a este espacio de aparcamiento.

Asimismo, el presidente de la asociación de propietarios de Calblanque, Vicente Hernández, se reunió ayer con el delegado del Gobierno, Francisco Bernabé, para solicitarle la apertura de los caminos. Según Hernández, varias vías de paso que van a fincas privadas han sido cortadas con puertas que ha colocado Medio Ambiente, algo que les limita el acceso a sus terrenos pese a que aseguran tener llaves de los candados. Igualmente, reclaman que la Administración regional no conceda autorizaciones para realizar determinadas actividades de riesgo, como la escalada, en terrenos que no son públicos, como es el caso de algunas montañas de Calblanque, que se encuentran en parcelas de propiedad privada. «No nos negamos a que la gente use el parque, pero deben solicitarnos permiso a nosotros para determinadas actividades, ya que casi todo Calblanque es privado», concluye Hernández.