José Galindo (Cartagena, 1946) lleva viviendo en el centro de la ciudad más de cuarenta años. Ya jubilado, fue administrativo en una entidad bancaria y ahora es el portavoz de la plataforma 'Sin Ruido en Cartagena', donde junto a otros vecinos del casco histórico lidera una cruzada a favor del derecho a descansar.

¿Que está pasando con el ruido en el centro de Cartagena?

Lo que estamos sufriendo hoy en día no se ha vivido jamás. El problema ha ido creciendo desde los últimos años. Todo fue a raíz de que se cambió el uso de la plaza de San Francisco. La Glorieta se hizo para reactivar el centro y lo que está haciendo es reventarlo. Ya no se puede vivir aquí. Los políticos no tienen en cuenta que esto es una zona residencial y han convertido la plaza en un lugar de conciertos.

¿Las molestias son continuas durante todo el año?

La temporada en la que el centro se convierte en un parque temático empieza en febrero con los Carnavales, y ya no para hasta prácticamente mediados de mayo. Semana tras semana aparece allí montado un escenario o festejo en el que distintos colectivos conectan los altavoces sin ningún tipo de consideración ni limitación. A veces, hasta los organizadores se han burlado de nosotros por la megafonía. Tienen que llevarse los actos a la explanada del puerto, y que conecten los altavoces cara al mar. La gente se ve obligada a huir de sus casas cuando llega el fin de semana porque no se puede vivir con tanto ruido. Se tienen que marchar porque no pueden soportarlo. En el centro solo queda la gente mayor, que no tiene medios para salir de sus casas y se tiran varios días sin poder conciliar el sueño.

¿Qué límite de ruidos debe haber?

Si nos vamos a la ordenanza municipal, por ser una zona residencial no debe haber más de 55 decibelios durante el día ni más de 45 por la noche. Se están triplicando los niveles del ruido. El Ayuntamiento no da ningún tipo de instrucción. Hemos llegado a recoger 110 decibelios en la calle Honda durante las fiestas de las Cruces de Mayo.

¿Hay fiestas que conllevan demasiadas aglomeraciones?

Vivimos cautivos en nuestras casas, como si estuviéramos en una cárcel. Además, la gente es muy insolidaria con los vecinos. El público viene sobre todo del extrarradio de la ciudad y se piensan que en el centro todo vale, porque eso es lo que proyecta el Ayuntamiento con sus políticas populistas y con la falta de agentes de la Policía Local, que encima nos reconocen que la ley es blanda.

¿Hay demasiados comportamiento incívicos?

Hay muchos rincones del centro que se han convertido en urinarios públicos, donde la gente incluso defeca. La multa por ello es irrisoria, debería haber penas más altas. Incluso hemos visto gente practicando sexo en plena calle.

¿Se refiere a la movida nocturna?

Sí, sobre todo en calles como Honda, Aire y Cuatro Santos. Durante años se ha potenciado que la gente acuda en masa a esta zona, al cerrar incluso el acceso del tráfico rodado a estas calles los fines de semana. Además, los policías se agrupan todos en la puerta de la iglesia de Santa María y no patrullan cuando hay aglomeraciones para disuadir un poco a la gente y decirles que al menos bajen el volumen cuando hablan. La muchedumbre se concentra en la puerta de los locales y el murmullo no nos deja descansar.

¿Están en contra de los bares?

Nosotros, como vecinos, queremos que haya una conciliación con la hostelería y con el comercio, pero que respeten el descanso, que es primordial. Nadie quiere vivir en una calle ruidosa. Nuestras casas se han devaluado, en algunos casos los precios han caído a la mitad. Nadie quiere vivir aquí y el que se muda al centro es porque no se ha enterado de lo que pasa.Si están de alquiler, a los dos días se marchan. Piensan que van a vivir en una zona maravillosa, pero luego incluso se sienten engañados.

¿Y qué hace el Consistorio?

El Ayuntamiento pasa de todo. Nos hemos reunido con todos los grupos municipales, hemos hablado con los técnicos y nada. Al final los concejales no se enteran de nada, hay una descoordinación total entre cada concejalía. Hace falta un cambio de ordenanzas, como la que hay en Murcia, para poner fin a estos problemas que sufrimos. Es necesario que las leyes se endurezcan y se limite más el ruido para que los vecinos podamos vivir en paz.

¿Qué hay que restringir en la nueva ordenanza de ruidos?

Hay que prohibir que la gente beba alcohol en la calle. Las terrazas de los bares están sobredimensionadas, no puede ser que no se pueda ni ir por la acera en la calle Jara porque está llena de barriles de los bares.

Tampoco entendemos cómo puede haber pubs minúsculos que tienen licencia para vender alcohol en la calle del Aire, cuando no caben ni media docena de clientes dentro. Es ridículo. Que se castigue que la gente salga gritando por la puerta de las discotecas de la calle Cuatro Santos y Honda. Por último, que haya una distancia mínima entre cada establecimiento, para que no haya grandes aglomeraciones. Y hace falta una presencia policial continua.

¿Y qué hacemos con los continuos cortes de calles?

El problema de los cortes se ha intensificado últimamente en el centro por los cruceros y el nivel de alerta antiterrorista. Nos parece algo fuera de traste, los vecinos deben poder tener acceso a sus casas con su vehículo. Hay mucha gente con movilidad reducida que necesita ir en coche sí o sí.