Un trabajador de 41 años, con una minusvalía reconocida de casi el 50%, ha denunciado a la concesionaria del servicio municipal de limpieza, Lhicarsa, al despedirle por «inútil», según apunta el afectado, que se ha quedado recientemente sin empleo tras más de quince años en dicha empresa. El juicio tendrá lugar en el Juzgado Social número 1 de Cartagena a principios de junio y el damnificado reclama 106.000 euros por daños y perjuicios, así como la incorporación a su puesto de trabajo. Esta persona, que está recibiendo apoyo psicológico, es padre de un hijo y tiene una hipoteca a la que hacer frente.

El exempleado explica que sufrió un accidente laboral hace siete años que le provocó una rotura de ligamento de tobillo, que se hizo al meter su pie en un socavón mientras barría la calle. «Estuve un tiempo de baja y me recuperé perfectamente a mi puesto de trabajo gracias a la rehabilitación», sostiene el extrabajador. Sin embargo, en la operación quirúrgica a la que fue sometido, explica que los médicos le pincharon la columna y le fastidiaron parte de los nervios, por lo que tiene reconocida la minusvalía junto a dos hernias que arrastra y una escoliosis. Esta discapacidad no le impidió regresar a su puesto de barrendero. No obstante, el hombre ha estado pidiendo, sin éxito, desde 2011, al Comité de Empresa y al servicio de Prevención de Riesgos Laborales, un cambio de puesto para hacer la tarea de conductor de una barredora, algo más asequible para su minusvalía. «La médica llegó a decirme que Lhicarsa no era una ONG», cuenta.

Años más tarde, en enero de 2016, volvió a darse un golpe en el mismo tobillo. «Estuve casi dos años de baja, pasé tres tribunales médicos y me incorporé a mi puesto en febrero 2018», dice. «Pese a todo, he podido seguir desempeñando mi trabajo como limpiador con total normalidad, pero la doctora de la empresa ha elaborado un informe en el que asegura que estoy pendiente de una operación, cuando no es cierto. Además, afirma que solo puedo andar una hora al día, cuando no es verdad, ya que incluso hago deporte. Por último, también miente al decir que tengo un problema neumológico» critica. Fruto de este informe, el empleado fue despedido por una «ineptitud sobrevenida en el trabajo», cuando él defiende que «estoy perfectamente para seguir limpiando las calles». Le pagaron 21.000 euros por echarle, aunque él denuncia que el despido es «improcedente».