Pocas veces durante el pasado siglo se vio la explanada del muelle de Alfonso XII tan concurrida de exploradores o boy-scouts como aquella mañana del mes de mayo de 1916. Cientos de pequeñas cabecillas con sus sombreros de uniforme se aprecian en la fotografía panorámica con el Penal de Cartagena como telón de fondo y la parte superior de la Muralla del Mar de improvisado palco para un público expectante.

Pero antes de llegar a ese día hay que contar que los exploradores de Cartagena, pioneros en estas latitudes desde 1913, no contaban con una bandera propia para lucir en sus excursiones ni banderines para sus secciones. Ante esta situación decidieron encargar la confección de los mismos al Asilo de la Purísima Concepción, conocido como colegio de San Miguel para todos los cartageneros. Allí fueron muchas las señoritas que se encargaron de su elaboración bajo la dirección de sor Josefina mientras que la corbata de la bandera, donde figuraban las fechas de fundación del Comité Local y la de entrega de la misma, fue realizada por la señorita María Luna Ferré. El diseño de la enseña corrió a cargo del pintor cartagenero Francisco Portela, los remates del astil fueron regalados por Dª Caridad Requena y la Constructora Naval donó un artístico mueble para su custodia y conservación. En ella figuraban bordados en el centro el escudo de la ciudad y las inscripciones ´Exploradores de España´ y ´Tropa de Cartagena´.

Una vez hecho el encargo había que allegar fondos para costear el importe y por ello no dudaron en organizar funciones como la celebrada en el Teatro Circo unos días antes de la entrega y bendición de la bandera y los banderines. En dicha función hubo música con la interpretación del Himno de los exploradores cartageneros, prácticas de gimnasia sueca, ejercicios de esgrima, el entremés Las Buñueleras de los hermanos Álvarez Quintero y la zarzuela en un acto La leyenda del monje. Precisamente durante la función se leyó un telegrama en el que se anunció que la reina Victoria Eugenia aceptaba ser madrina de la bandera prorrumpiendo en aplausos todo el público asistente.

La directiva de los exploradores cartageneros con Manuel Dorda Mesa a la cabeza fijó el día 21 de mayo para celebrar el gran acto e invitó a exploradores de Cieza, Águilas, La Unión y Murcia para que les acompañaran. Un día antes llegaron los exploradores de Águilas y muchos de ellos se alojaron en casas de particulares cartageneros demostrando así una vez más su carácter de ciudad acogedora.

El mismo día del acto, la expedición de exploradores procedente de la capital, a la que acompañaba el Obispo de la Diócesis de Cartagena Vicente Alonso y Salgado, fue recibida en la estación de trenes por las autoridades locales. Desde allí se trasladaron a la Caridad, donde hicieron ofrenda de un gran ramo de flores a la Patrona y seguidamente se dirigieron hacia el puerto donde desayunaron junto al resto de exploradores en cinco mesas preparadas para mil personas.

A continuación, en un hermoso altar portátil del Regimiento de Infantería de Sevilla, bendijo el Prelado la bandera, hicieron su promesa los exploradores y se ofició una misa, momento este último que recoge la instantánea que mencioné al principio de la historia.

Para la comida, al igual que se hiciera con los aguileños la noche anterior, los jóvenes se repartieron en cientos de hogares cartageneros que se ofrecieron para sentarlos a su mesa. Como ciudad marinera dentro de los actos programados se incluyó un paseo en barco por el puerto y pudieron visitar el crucero ´Cataluña´ para disfrute de los pequeños.

Y hasta aquí resumida la crónica de un día inolvidable para los exploradores que fieles a su lema continuaron ´Siempre Adelante´ hasta conseguir su ansiada bandera.