Mari Luz Carregal, alumna de 13 años del instituto público Juan Sebastián Elcano, de Tentegorra (Cartagena), se enfrenta a ser expulsada quince días del centro educativo en el que cursa estudios de segundo de la ESO. La dirección del instituto le ha abierto un expediente disciplinario tras denunciar una profesora que vio a la menor fumando marihuana durante la hora del recreo. Los hechos ocurrieron el miércoles 28 de febrero.

El centro notificó esta situación a los padres de la adolescente cartagenera. Su progenitor, Javier Carregal, explica que asombrado por la noticia y al ver que su hija negaba que estaba fumando algo prohibido, decidió ir a una farmacia y comprar un narcotest para hacerle una prueba de drogas a su hija. Los resultados del análisis de orina, según el padre, fueron negativos, así que el progenitor concluye que su hija no había tomado sustancia estupefaciente alguna.

Con el narcotest en la mano, el padre de Mari Luz acudió a Elcano para pedirle explicaciones a los profesores, con el objetivo, según cuenta, de que se le retirase el expediente sancionador a su hija y se reinstaurase el honor de la menor. «En el instituto no quisieron ni ver el narcotest de mi hija. Ellos dicen que una profesora la vio fumar en el recreo y que con eso basta. Ni siquiera cogieron el cigarro que estaba fumando como prueba. Mi hija no es una porrera», explica el padre.

Después de ver que su reclamación a la dirección del centro no surtió efecto, Javier decidió acudir seis días más tarde, el 6 de marzo, a la casa cuartel de la Guardia Civil para denunciar lo sucedido. «Allí le hice una prueba de drogas a mi hija delante de los agentes, y volvió a dar negativa», subraya. Asimismo, recalca que el consumo de sustancias como el cannabis se manifiestan en este tipo de pruebas aunque hayan pasado varias semanas tras el último consumo.

Le llaman «porrera»

El padre apunta que no pretende sacar dinero con la denuncia, solo que se haga justicia y no se manche el nombre de su hija. Afirma que la menor está siendo víctima de mofas y burlas por parte de sus compañeros de clase, que la llaman «porrera». El progenitor indica que «Mari Luz está yendo a clase porque la obligamos a ir, pero ella no quiere asistir por todo lo que le están diciendo sus compañeros. Tememos que pueda sufrir algún daño psicológico con todo lo que está pasando». La dirección del instituto avanza que el expediente sancionador de la estudiante aún no se ha resuelto, y emplaza a la familia a que presente las alegaciones que estimen oportunas, con el fin de que la expulsión no prospere. «Es injusto que mi hija esté sufriendo por algo que no ha hecho, y que encima la acusen sin pruebas de que está consumiendo algo ilegal», concluye el padre de Mari Luz.