La tradicional celebración litúrgica de la Cofradía del Resucitado, el Resurrexit, arrancó anoche con una procesión claustral dentro de la iglesia de Santa María de Gracia. Este año, como novedad, no se utilizó el habitual sudario de la agrupación de Nuestro Padre Jesús Resucitado, sino que, aprovechando que se conmemora el 75 aniversario de la cofradía, se elaboró una nueva pieza para la ocasión. Durante un año de trabajo, el mayordomo de arte de la cofradía, Pedro Giménez, ha creado una réplica del sudario fundacional de la agrupación, que lo pintó Vicente Ros en el año 1943 y ahora se encuentra en restauración gracias al aporte de la Comunidad Autónoma, que ha asumido los más de 5.000 euros de esta labor.

Así pues, la copia casi idéntica pudo lucirse ayer no solo ante los hermanos de la cofradía sino también ante aquellos marrajos, californios y del Socorro que quisieron formar parte, con sus hachotes y velas, de la celebración.

Tras las correspondientes lecturas llegaron las palabras del capellán Miguel Solana, que comenzó recordando brevemente los inicios de la cofradía. «Es necesario un cambio de mentalidad para que las cofradías puedan ofrecer al mundo el encuentro de Dios con los hombres», y resaltó que «Dios es la verdad absoluta».

«Somos Iglesia, no una asociación cultural», sentención Solana para que los fieles no se mantengan ajenos al llamamiento del Evangelio. Mencionó específicamente el de la Transfiguración, pues coincide con esta celebración, que es un adelanto de la vida eterna, de la resurrección de Cristo.

Antes de finalizar invitó a los presentes a seguir su fe y a no tener miedo, rememorando así las palabras de Juan Pablo II.

Para acabar, hubo un momento de oración a la luz de velas encendidas y portadas por los fieles.