Tres toneladas de caramelos, 60.000 bolsas de gominolas y 18.000 peluches fueron el preludio de la noche más mágica del año para los miles de niños - y no tan niños - que cada 5 de enero se acuestan en sus camas con más ganas de levantarse que de dormir.

Y es que, aunque la Cabalgata repartió dulces y obsequios a miles de personas que siguieron el recorrido por alguna de las calles más céntricas de la ciudad, eso solo fue un anticipo de lo que a tantos pequeños les esperaba debajo de su árbol respondiendo a sus peticiones más deseadas en la famosa carta a Sus Majestades, los Reyes de Oriente.

Los tres ídolos reales, que este año estuvieron representados por el concejal de Seguridad Ciudadana, Francisco Aznar (Melchor), el representante de Tambores Quillo, José Antonio García (Gaspar) y por Zacarías Halidou, de Accem (Baltasar), recibieron los escritos de los menores que esperaron hasta el último día para dárselos en persona gracias al escenario instalado durante toda la mañana en la Plaza del Ayuntamiento.

La mayoría de las familias que disfrutaron del evento matinal eran asiduas al evento. Así lo contaban los propios protagonistas de la cita: «No es la primera vez que los vamos a ver», afirmaban Pablo y Marco, de seis y tres años, que por haberse portado bien esperaban «un coche y un puño electrónico de Hulk».

«Yo quiero una tortuga de verdad», comentaba Victoria, de cuatro años, «y yo un coche de Pin y Pon y un rinoceronte», exclamaba Minerva, de la misma edad.

Prohibido pasar al Palacio

Miembros de Movimiento Ciudadano declararon que, ayer, fue «la primera vez en 20 años que no dejan entrar a los niños al Palacio Consistorial». Según el partido cartagenerista, «siempre han podido esperarlos dentro, hacerles el pasillo en el hall y agasajarlos antes de que subieran al balcón», por lo que criticaban que este año «el Gobierno local no lo haya permitido».

El desfile más deseado

A las 18.30 horas arrancó el tradicional desfile que acompaña a los tres Reyes Magos, sin duda los más esperados de la tarde. La comitiva de sus majestades estuvo formada por un total de catorce carrozas, además de multitud de comparsas que animaron la escena repartiendo obsequios y bailando al ritmo de una música que impregnó cada rincón del centro de la ciudad.

Desde la Alameda de San Antón, pasando por Plaza de España, Paseo Alfonso XIII, Juan XXIII, Santa Florentina, Carmen Tolosa Latour, Sagasta y Puerta de Murcia, entre otras de las vías principales del casco histórico, la gran Cabalgata finalizó en la Plaza del Ayuntamiento, donde los Reyes de Oriente se despidieron de todos sus fieles para iniciar el trabajo de reparto de juguetes que permite que hoy los hogares se inunden de ilusión.