Miradas al horizonte, lágrimas encogidas y coloridas pancartas fueron las protagonistas de la escena durante los minutos en los que los familiares de los 92 tripulantes del patrullero de altura Infanta Cristina esperaban a que el buque asomara y atracara en el muelle de La Curra.

Durante los cuatro meses que ha durado el despliegue, la misión de cooperación les ha llevado a recorrer más de 17.000 millas y a visitar diez puertos de nueve países africanos diferentes: Praia y Mindelo en Cabo Verde, Nouakchot en Mauritania, Dakar en Senegal, Sekondi en Ghana, Douala en Camerún, Santo Tomé en Santo Tomé y Príncipe, Luanda en Angola, Port Gentil en Gabón y, finalmente, Abidjan en Costa de Marfil.

En todos estos lugares el buque prestó apoyo a las delegaciones diplomáticas españolas, organizó diferentes eventos con la comunidad española residente en los países visitados y recibió a bordo a un total de siete embajadores de España.

El capitán de corbeta Juan Carlos Prada detalló que, durante el periodo de navegación por el área del Golfo de Guinea, han ofrecido «adiestramiento a las marinas de estos países con el objetivo de que a medio plazo ellos puedan enfrentarse a los riesgos y amenazas que tienen ahora mismo en la región».

En concreto, Prada indicó que esos riesgos están «relacionados con seguridad marítima» y se enfocan «principalmente en la piratería pero también hay otros como la migración ilegal, el narcotráfico o la pesca ilegal». «Básicamente son procedimientos de abordaje de otros buques, pruebas físicas, luchas contra incendios, buceos, primeros auxilios... todas las actividades relacionadas con la propia seguridad del barco», explicó. «Estamos muy contentos con la misión de cooperación que hemos desarrollado», concluyó el capitán.

Cálida bienvenida

Con 22 años, Antonio Solana ha sido el más joven de la tripulación. Así lo comentaba su madre, natural de Alumbres, que recordaba cómo «hace tan solo un año estábamos en Ferrol jurando bandera».

También los padres de Miriam, junto a sus hermanos y pareja esperaban con ansia la llegada del Infanta Cristina. «Lo hemos pasado fatal», confesaban.

El mismo adjetivo utilizaba la pareja de Iván: «Se ha hecho duro, y el regreso es el mejor regalo de Navidad posible».

La pareja de Cristian, por su parte, ya ha vivido «seis o siete navegaciones», y estaba deseando verlo. «Lo máximo que ha estado fuera han sido cinco meses, y es porque él lo elige», detallaba.

La cara más tierna de la mañana la pusieron varios niños arremolinados en las primeras filas con banderas y carteles dedicados a sus padres: «Le voy a decir que es muy guapo»; «y yo le voy a dar un abrazo», exclamaban los pequeños entusiasmados ante la inminente llegada.